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Respuesta: Desde 1850, pero en especial desde la nueva Constitución de 1863, en Colombia se adoptó un modelo liberal en el campo económico y en el manejo de la política, que excluía al Estado de buena parte de las decisiones de política económica para dejarlas en manos del sector privado. Uno de los ejemplos más interesantes de esta inclinación fue la política monetaria.
La Ley 35 de 1865 confirió privilegios a la sucursal del Banco de Londres, México y Sudamérica en Bogotá para emitir billetes durante veinte años. Esta autorización se extendió a todos los bancos que se fundaran desde ese momento (Botero, 1985, 68). Al amparo de esta nueva legislación, las instituciones bancarias que se formaron de acuerdo con la ley tuvieron libertad para emitir billetes, además de desempeñar las actividades propias del negocio bancario, lo que estableció por primera vez un sistema de banca libre que se consolidó con la fundación de casi 40 bancos (Hernández, 2001, 40).
La expansión del sector bancario privado en las regiones más dinámicas llevó a que las élites regionales y locales controlaran la captación de metálico y la ampliación del crédito, y así consolidaran su control del mercado financiero. Los billetes se convirtieron en medios de circulación sustitutivos, lo que liberó al oro y a la plata de sus funciones como moneda interna o mercancía de exportación. Esto sirvió para superar la escasez de metálico y controlar el predominio de la circulación de monedas de menor calidad (Díez, 1989, 39).
La única restricción que tenían estos bancos, además de las propias de cualquier establecimiento comercial o industrial, era que la emisión debía estar respaldada en un 33% por reservas en metálico. Este sistema favoreció la expansión del crédito, el apalancamiento financiero de nuevos negocios y la canalización de los flujos de capital regionales, aunque el gobierno perdió el control efectivo de la política monetaria, y se abrió la posibilidad de la especulación financiera y de manejos dudosos en un entorno de poco control y escasa regulación estatal.
Sin embargo, la crisis económica y política de finales de los años setenta del siglo XIX provocó un cambio de régimen en 1880, que puso fin a este modelo y dio lugar a una profunda centralización de las decisiones políticas y económicas. No fue una transición fácil y estuvo marcada, entre otros hechos, por intensos debates, guerras civiles, represión, hiperinflación y quiebras en el sector financiero.
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