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Según Leonhard Lehman, teólogo alemán y fraile capuchino, lo más llamativo, e importante, de este encuentro “consistió en que el pequeño y enjuto hombrecillo de Asís lograra llegar a la presencia del sultán y pudiera predicarle ¡y regresar sano y salvo! Aquel encuentro sólo fue posible gracias a la forma, al método empleado por el misionero de Asís, un método con el que logró superar las barreras y que no es otro que el del diálogo y la renuncia a la violencia”. Al despedirse, cuenta Leonhard, el Sultán dijo a San Francisco “Ruega por mí, para que Dios se digne revelarme la ley y la fe que más le agrada. Así describe el encuentro Jacobo de Vitry, a la sazón obispo de San Juan de Acre y presente en el campamento cristiano de Damieta”.