• Asignatura: Historia
  • Autor: samenriv
  • hace 5 años

“la botella verde" describe dónde se encontraba el pueblo


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Revista Iberoamericana, Vol. LXXXIII, Núm. 258, Enero-Marzo 2017, 135-153

ENTRE EL GAJO Y LA LENGUA:

BERENGUER Y LOS LÍMITES DEL SUJETO

por

Sebastián Urli

University of Pittsburgh

Université de Paris 8

A María Lucía Puppo,

Por Amanda, por la confianza, por indicarme la constelación

Quisiera partir de una afirmación, de una constatación: hay en la poesía de

Amanda Berenguer un predominio del sujeto. Esto no implica restarle importancia a las

reflexiones sobre el lenguaje, el lugar o la temporalidad con que convive dicho sujeto

sino aceptar que esos otros elementos, que esas otras coordenadas que enmarcan su

existencia y todo acto de enunciación deben leerse, en última instancia, desde y frente a

ese predominio. Sin embargo, las líneas que conforman el mapa de dicha preminencia

son múltiples y variadas y cambian según el poemario o poema en cuestión, como

así también la noción de sujeto que puede entenderse, en un primer momento, como

aquel que enuncia, esto es, como un deíctico pero también en un sentido gramatical

“tradicional” como aquel de quien se predica algo y aquel que realiza o padece un

número de acciones en ciertas circusntancias. De este modo, el predomino del sujeto no

debe entenderse necesariamente como el de un yo lírico, aunque este, como veremos,

cumple en muchos poemas un papel central, sino más bien en un sentido amplio que

permite aceptar que una tercera persona también es sujeto y, al mismo tiempo, que

sujeto puede leerse, muchas veces, en relación con sujeción, tanto como aquello que

sujeta como también aquello que es sujetado. Quisiera entonces agregar una segunda

afirmación que completa y matiza la primera: hay en la poesía de Berenguer, quizás

como un gesto de sospecha ante el predominio mencionado, quizás como un horizonte

que lo enmarca y le da cabida, una experimentación constante con los límites del sujeto

enunciante (en muchos casos explícitamente femenino) y con el lenguaje con el que

este (se) configura.

Uno de estos límites es, sin duda, la propia lengua poética y las reflexiones en torno

a ella que son una constante en su poesía (y quizás en la de todo poeta) y que aparecen

en diversos poemarios. Pero existen otros límites más precisos como la postulación o  

136 Sebastián Urli

Revista Iberoamericana , Vo l . L X X X I I , N ú m . 2 5 7 , O c t u b r e - D i c i e m b r e 2 0 1 6 , 1 3 5 - 1 5 3

ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2154-4794 (Electrónico)

la búsqueda de un lugar de enunciación tensionado entre un adentro y un afuera que

no parece resolverse nunca, como ocurre en La botella verde (1995); la desaparición

de personas producto de la violencia política, ausencia que es al mismo tiempo una

presencia constante y que en su calidad de ausencia siempre presente o, si se quiere,

de presencia siempre ausente, reconfigura al sujeto que enuncia, como ocurre en Los

signos sobre la mesa (1988); o el uso de la fábula didáctica “infantil” o de enseñanza

escolar para extrañar el lenguaje y convertirlo en una especie de vecindario por el que

el sujeto puede deambular y reflexionar sobre la materia con la que trabaja y sobre la

identidad, tal como ocurre en Casas donde viven criaturas del lenguaje (No se sienta

Usted loco, es arquitectura para pocos) y El diccionario (2005), por citar solo algunos

casos paradigmáticos.

Ahora bien, existe otro límite, que es el que me interesa explorar en este ensayo,

y es justamente aquel que inaugura, que posibilita, la presencia de objetos o cosas que

el sujeto percibe, que el sujeto nombra, toca, explora y frente a la cual, a la par que se

proyecta y se configura, encuentra un límite a dicho proceso de figuración. Me refiero,

aunque el lector o la conocedora de la obra de Berenguer ya lo habrá adivinado, a la

presencia de las manzanas, las naranjas, las uvas, etc. en el poemario Identidad de

ciertas frutas de 1983.

En él encontramos veintinueve poemas dedicados, obviamente, a diversas frutas.

En algunos casos se trata de una descripción del objeto a partir de comparaciones o

recursos literarios que destacan aspectos que de otro modo pasarían desapercibidos. En

otros, y el breve inventario descriptivo que propongo aquí no supone que una fruta no

pueda estar en más de un tipo de caso, se pone en primer plano la relación del sujeto

lírico que enuncia con la fruta en cuestión y las sensaciones que esta le provocan o

provocaron al desgustarla. En otros varios, la descripción de la relación entre el sujeto y

el objeto no se limita a las sensaciones, en su mayoría visuales, táctiles y gustativas que

posibilita la relación (el saborear la fruta), sino que la presencia de la fruta se conecta

con algún recuerdo o momento personal del sujeto, se expande en una evocación del

pasado o de ciertos deseos o frustraciones que operan más allá de la captación sensorial

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