Mi anécdota viajera
Eran los primeros días de la pandemia y de la inmovilización. Por las noches, mi
familia se reunía para compartir una película, un juego de ajedrez o la preparación
de un postre.
Cierto día, decidimos preparar una mazamorra morada para compartirla mientras
disfrutábamos de una película familiar. Mamá empezó a lavar el maiz morado
para ponerlo a hervir, con canela y clavo de olor. Papá se puso a buscar en la
refrigeradora las pasas y los guindones que había comprado la semana anterior.
Mientras la familia se movilizaba en la preparación, yo tomaba las fotos y las
enviaba a mi tía Rosita, que se encuentra en España, y a mi prima Paty, que está en
Cajamarca; ambas son mazamorreras limeñas.
De pronto, escuché la voz de mi mamá que me decía:"Pásame el azúcar". Yo,
presuroso, cogí el primer frasco que encontré a la mano y se lo di.
Luego de haber terminado la preparación, mamá nos invitó a sentarnos para
disfrutar de la rica mazamorra, mientras veíamos la película que habíamos elegido
compartir. A la primera cucharada, los rostros de toda la familia cambiaron de
expresión, que no precisamente era de felicidad, sino de sorpresa. ¿Qué había
pasado? ¡En lugar del azúcar que me pidió mi mamá, yo le había alcanzado la sal!
Entonces, papá dijo: "Disfrutemos de este momento que estamos compartiendo
en familia. Qué importa sila mazamorra es dulce
o salada... Lo importante es que estamos juntos".
Luego, nos echamos a reír de esta situación, que
fue muy graciosa, y compartimos esta anécdota
con mi tia Rosita y mi prima Paty. Ellas, a su vez,
la compartieron con los demás familiares, y así
nuestra anécdota viajó por distintas partes de
nuestro país y del mundo.
fue fácil leer este texto ?¿por qué?
es para hoy
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si fue fácil porque utiliza un lenguaje sencillo y fácil de comprender .
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