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Sabido es que muchos dichos populares tienen al oro como protagonista. Este es uno de ellos. El oro, desde tiempos muy lejanos, llamó la atención del ser humano por su color, por su perdurabilidad, por su poca abundancia, por su distinción, por sus cualidades ornamentales y, claro está, por su brillo. La expresión advierte, con un sereno énfasis, que no debemos apresurarnos a calificar o evaluar, objetos o personas, pues no todo resulta ser lo que aparenta en primera instancia. De hecho y ya que estamos en tema, existe un material llamado oropel, que no es otra cosa que un símil del oro. Parecido pero inferior.
Lo que nos quiere decir este refrán es que no todo lo que parece bueno lo es en realidad, el oro ha atraído siempre la atención de las personas debido a su brillo, las cosas que juzgamos como bonitas o buenas solo por las apariencias muchas veces no lo son.
No es bueno juzgar solo por la apariencias, calificar o juzgar objetos y personas no siempre sera como creemos, pues a veces podemos llevarnos un resultado no grato, muchas cosas suelen ser engañosas, por ejemplo cuando tu novio conoce por primera vez a tus papás puede ser la mejor persona del mundo solo por quedar bien, pero ellos no saben si por otro lado es un patán y mala persona contigo, una modelo puede ser la persona más bonita del lugar pero tal vez por dentro sea de lo peor, enojona, déspota, etc.
Lo mismo pasa tanto con personas como con objetos, pues puedes ver una pulsera llena de diamantes pero cuando la adquieres caes en cuenta que solo es plástico y se hace fea más pronto de lo que creías, o bien, ¿Qué tal si te encuentras con una buena oferta y caes en ella? Pero al momento de querer disfrutarla te das cuenta que no es lo que pensabas, esto es a lo que se refiere el refrán simplemente no hay que guiarnos por las apariencias o creer en todo lo que nos digan.
coronita plis