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11
Tener empatía o capacidad para manifestar comprensión y para ponerse en el lugar del otro intentando entender sus problemas.
Tener capacidad de escucha: a veces, los chic@s necesitan a alguien con quién hablar y se dirigen a ell@s.
Tener asertividad o habilidad para manifestar lo que piensan y expresar sin molestar a los demás.
Tener reciprocidad o habilidad para comunicarse, de manera que todo lo que dice uno influye en el otro, o que potencia los comportamientos, las actitudes. El tono de voz, la postura, los gestos, la expresión del rostro... son herramientas de comunicación y de expresión de sentimientos y emociones que deben ser tenidas en cuenta.
Utilizar el autocontrol, es la habilidad que las personas utilizan cuando se sienten mal o están enfadadas por algo que les ha pasado, pero no quieren hacer nada al respecto sin antes tranquilizarse un poco y así no arriesgarse a cometer errores de los que luego podrían arrepentirse.
Saber negociar, ayuda a solucionar conflictos o diferencias de opinión de manera amigable. Es mucho mejor y más agradable llegar a un acuerdo con la otra persona que intentar imponer nuestra voluntad por la fuerza.
Crear un ambiente positivo y relajado y asegurar la confidencialidad para lograr la confianza de la persona a quien ayuda.
Tener capacidad de escucha: a veces, los chic@s necesitan a alguien con quién hablar y se dirigen a ell@s.
Tener asertividad o habilidad para manifestar lo que piensan y expresar sin molestar a los demás.
Tener reciprocidad o habilidad para comunicarse, de manera que todo lo que dice uno influye en el otro, o que potencia los comportamientos, las actitudes. El tono de voz, la postura, los gestos, la expresión del rostro... son herramientas de comunicación y de expresión de sentimientos y emociones que deben ser tenidas en cuenta.
Utilizar el autocontrol, es la habilidad que las personas utilizan cuando se sienten mal o están enfadadas por algo que les ha pasado, pero no quieren hacer nada al respecto sin antes tranquilizarse un poco y así no arriesgarse a cometer errores de los que luego podrían arrepentirse.
Saber negociar, ayuda a solucionar conflictos o diferencias de opinión de manera amigable. Es mucho mejor y más agradable llegar a un acuerdo con la otra persona que intentar imponer nuestra voluntad por la fuerza.
Crear un ambiente positivo y relajado y asegurar la confidencialidad para lograr la confianza de la persona a quien ayuda.
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2
1) Cree y mantenga un vínculo, incluso con su ?adversario?.
Para ello no es necesario que ese individuo nos agrade; lo único que hace falta es un objetivo en común. Trate a la persona como a un amigo, y base la relación en el respeto mutuo y la cooperación. Los líderes deben aprender a diferenciar entre la persona y el problema, y evitar las reacciones negativas a los ataques o las emociones intensas.
2) Entable un diálogo y negocie.
Es importante no apartar la conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado en un resultado positivo y ser consciente de la meta común. La etapa siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se ?regatea?. El diálogo y la negociación producen transacciones genuinas y productivas para ambas partes. Necesitamos usar energía del cuerpo, emociones, intelecto y espíritu.
3) Ponga el pescado sobre la mesa.
La frase proviene de Sicilia, donde los pescadores exponen su sangriento botín para limpiarlo en conjunto. Hacen la dura tarea y son recompensados con una rica cena al final del día. Si usted deja un pescado ?bajo la mesa?, empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, una vez que plantea el problema, puede empezar a aclarar el enredo. Sea directo pero respetuoso, y hable en el momento oportuno.
4) Comprenda la causa del conflicto.
Entre las raíces de una discrepancia se cuentan las diferencias en materia de objetivos, intereses o valores. Es crucial determinar si un conflicto guarda relación con intereses o necesidades. Los intereses son más transitorios y superficiales, como la posesión de tierras, el dinero o un empleo; las necesidades son más básicas y difíciles de negociar: identidad, seguridad y respeto, por nombrar algunas. Muchos conflictos parecen obedecer a intereses, cuando en realidad son producto de necesidades. Alguien que no ha sido promovido puede parecer triste por la falta del dinero extra, cuando en verdad el dolor está en la pérdida de respeto o una falta de identidad.
5) Aplique la ley de la reciprocidad.
En general, lo que uno da es lo que recibe. Los seres humanos tienen instaurado un padrón de reciprocidad. Una técnica poderosa para dominar en cualquier tipo de disputa es enfatizar con los sentimientos y el punto de vista del otro individuo controlando lo que expresamos ? tanto verbalmente como no-verbalmente. Una vez que hayas hecho esta concesión, seguramente el otro hará lo mismo.
6) Construya una relación positiva.
Una vez establecido un vínculo, nutra la relación y siga tras el logro de sus objetivos. Trate de equilibrar la razón y la emoción, porque emociones como el miedo, el enojo, la frustración pueden desbaratar acciones bien planeadas. Entienda el punto de vista de la otra persona, lo comparta o no. Cuanto más efectiva sea la manera en que comunique sus diferencias y los puntos de concordancia, mejor comprenderá las preocupaciones del otro, y así mejorará sus probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes. Como demuestran los procesos de negociación para liberar rehenes, es más productivo persuadir que coaccionar.
Para ello no es necesario que ese individuo nos agrade; lo único que hace falta es un objetivo en común. Trate a la persona como a un amigo, y base la relación en el respeto mutuo y la cooperación. Los líderes deben aprender a diferenciar entre la persona y el problema, y evitar las reacciones negativas a los ataques o las emociones intensas.
2) Entable un diálogo y negocie.
Es importante no apartar la conversación del tema en cuestión, mantenerse concentrado en un resultado positivo y ser consciente de la meta común. La etapa siguiente es la negociación, en la que además de dialogar se ?regatea?. El diálogo y la negociación producen transacciones genuinas y productivas para ambas partes. Necesitamos usar energía del cuerpo, emociones, intelecto y espíritu.
3) Ponga el pescado sobre la mesa.
La frase proviene de Sicilia, donde los pescadores exponen su sangriento botín para limpiarlo en conjunto. Hacen la dura tarea y son recompensados con una rica cena al final del día. Si usted deja un pescado ?bajo la mesa?, empieza a pudrirse y a oler mal. En cambio, una vez que plantea el problema, puede empezar a aclarar el enredo. Sea directo pero respetuoso, y hable en el momento oportuno.
4) Comprenda la causa del conflicto.
Entre las raíces de una discrepancia se cuentan las diferencias en materia de objetivos, intereses o valores. Es crucial determinar si un conflicto guarda relación con intereses o necesidades. Los intereses son más transitorios y superficiales, como la posesión de tierras, el dinero o un empleo; las necesidades son más básicas y difíciles de negociar: identidad, seguridad y respeto, por nombrar algunas. Muchos conflictos parecen obedecer a intereses, cuando en realidad son producto de necesidades. Alguien que no ha sido promovido puede parecer triste por la falta del dinero extra, cuando en verdad el dolor está en la pérdida de respeto o una falta de identidad.
5) Aplique la ley de la reciprocidad.
En general, lo que uno da es lo que recibe. Los seres humanos tienen instaurado un padrón de reciprocidad. Una técnica poderosa para dominar en cualquier tipo de disputa es enfatizar con los sentimientos y el punto de vista del otro individuo controlando lo que expresamos ? tanto verbalmente como no-verbalmente. Una vez que hayas hecho esta concesión, seguramente el otro hará lo mismo.
6) Construya una relación positiva.
Una vez establecido un vínculo, nutra la relación y siga tras el logro de sus objetivos. Trate de equilibrar la razón y la emoción, porque emociones como el miedo, el enojo, la frustración pueden desbaratar acciones bien planeadas. Entienda el punto de vista de la otra persona, lo comparta o no. Cuanto más efectiva sea la manera en que comunique sus diferencias y los puntos de concordancia, mejor comprenderá las preocupaciones del otro, y así mejorará sus probabilidades de alcanzar un acuerdo aceptable para ambas partes. Como demuestran los procesos de negociación para liberar rehenes, es más productivo persuadir que coaccionar.
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