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Explicación:
La obediencia es el resultado de la fe, y la fe viene del oír la verdadera palabra de Dios como bien dice Romanos 10:17“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios“. ... a lo que Él nos dice, para que hagamos conforme a su palabra y nada más
La obediencia y la fe
Este año marca el 100.º aniversario de la venida del Padre Ahnsahnghong a esta tierra. El número 100 simboliza la perfección. Solo hay un número de diferencia entre el 99 % y el 100 %, pero marca una gran diferencia entre ambos: el primero es imperfecto, y el segundo es perfecto.
Para tener una fe perfecta al 100 %, debemos aprender la obediencia. Aquí, la obediencia se refiere al cumplimiento de la palabra de Dios. La mayoría de las personas de hoy en día consideran que es más virtuoso ser asertivo e insistente que ser cortés y obediente. Sin embargo, siempre debemos obedecer las palabras de Dios, aunque no podamos obedecer las palabras de los demás. Sin fe es imposible obedecer a Dios. Cuando tengamos la obediencia y la fe, podremos entrar en el eterno reino de los cielos como hijos de Dios.
La obra de la salvación se completa a través de la obediencia
Al recorrer el camino de la fe, debemos orar mucho, estudiar diligentemente las palabras de Dios, y predicar con fuerza. Esto siempre requiere obediencia. ¿Cuándo cumplirá Dios la obra de la salvación? Cuando nuestra obediencia sea perfecta.
“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.”
2 Co. 10:4-6
Dios está pronto para castigar toda desobediencia, cuando nuestra obediencia sea perfecta. Este es el día en que los malvados serán juzgados y los justos serán salvos y entraremos en el eterno reino de los cielos. Sin obediencia, nadie puede alcanzar la vida ni entrar en el cielo, así como la Biblia dice.
“No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. […] Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”
Ro. 5:14-19
El pecado de Adán fue el resultado de su desobediencia. Él desobedeció el mandamiento de Dios: “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás”, y cometió el pecado de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Así como por la desobediencia de un hombre, Adán, los muchos son constituidos pecadores y llegan a morir, así también por la obediencia de uno, Jesús, los muchos son constituidos justos y llegan a vivir. Debemos ser uno con Cristo y recibir el espíritu de Cristo. Averigüemos qué tipo de espíritu de fe nos mostró Jesús como ejemplo.
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”
He. 5:8-10
En nuestra vida de la fe, debemos aprender muchas cosas de Cristo. Sobre todo, debemos aprender a obedecer las palabras de Dios. Eliminando el espíritu de desobediencia, que hemos heredado de Adán en el pasado, debemos aprender el camino de la obediencia que Cristo recorrió, de modo que seamos perfectos.
La obra del evangelio se consumará cuando entendamos correctamente lo que le agrada a Dios y lo pongamos en práctica, desechando nuestros propios pensamientos y conocimientos. La Biblia dice que Dios juzgará a los malvados, cuando nuestra obediencia sea perfecta. Dios espera que seamos perfectos.
Podemos entrar en la Canaán celestial por medio de la obediencia
Si quieren ir al cielo, primero necesitan examinarse para ver si están llevando una vida de obediencia a la voluntad de Dios. Fue el pecado de desobediencia el que Adán y Eva cometieron en el huerto de Edén. Si eliminamos la desobediencia, podemos regresar al lugar donde estábamos. El que desobedece a Dios no puede ir al cielo.
“Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”
He. 3:14-19