Respuestas
Respuesta:
A partir del siglo III, Roma enfrentó varios cambios políticos, económicos y sociales de origen interno y externo, que desataron una situación de crisis que paulatinamente llevó a la desintegración del imperio. Entre los más significativos están: • La inseguridad en las fronteras: El ejército trató de mantener los límites fronterizos del imperio, pero cada vez era más difícil. Las fronteras sufrían constantes ataques de germanos y persas • El ejército aumentó su poder mientras el emperador se debilitaba: Las constantes guerras obligaron al Estado a invertir mucho dinero en el ejército, por lo que sus miembros tenían cada vez más prestigio social y poder económico en detrimento del emperador. • La inestabilidad política llevó a una crisis económica: La inseguridad fronteriza redujo el comercio, por lo que la población de las provincias no podía pagar los impuestos, aumentados para mantener al ejército. La plebe empobreció, la calidad de vida en las ciudades bajó y, como la gente se iba al campo a buscar mejores condiciones, se produjo una ruralización de la población. El descontento condujo a violentas revueltas populares
Explicación:
En el año 395, en medio de la crisis, el emperador Teodosio pensó que sería más fácil defender territorio si se lo dividía, lo que efectivamente sucedió. Pero, incluso con la división, la crisis del Imperio romano de Occidente continuó. Finalmente, en el 410, Roma fue saqueada por el pueblo germano de los visigodos y Adorado, rey bárbaro, depuso al emperador Rómulo Augusto. Así cayó el Imperio romano de Occidente y su territorio se dividió entre los pueblos germanos que lo habían asediado por años. El Imperio romano de Oriente perduró por largos siglos y, si bien no experimentó la grandeza de la antigua Roma, tuvo sus momentos de esplendor. Fue gracias a él, sobre todo, que llegó hasta nuestros días la herencia grecorromana.