• Asignatura: Biología
  • Autor: vargas9396
  • hace 5 años

Los productores agrícolas en Colombia también tiene que enfrentarse al problema de la competencia por la importación de productos del exterior. Con el tratado de libre comercio (TLC) llegan a nuestro País productos que compiten con los nacionales, lo que ha causado que muchos de nuestro productores queden en bancarrota. ¿Qué piensas de esto? ¿Cómo podrías contribuir a la solución de este problema?
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Respuesta dada por: valehp25
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Explicación:

El comercio puede ser un motor para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza siempre y cuando sus reglas funcionen en beneficio de la gente pobre y los países en desarrollo. Más allá del crecimiento de las exportaciones estadounidenses, éste debe ser un objetivo central de la política de comercio de Estados Unidos, lo que requiere considerar en las negociaciones las asimetrías en el desarrollo de los países y definir reglas del comercio que dejen el espacio para que los países en desarrollo puedan implementar políticas para fomentar el crecimiento y avanzar en la reducción de la pobreza y la desigualdad. En su actual forma, el TLC no pasa la prueba por dos razones fundamentales:

En primer lugar, la violencia, la impunidad y la constante violación de derechos humanos en Colombia perpetúan un ambiente de exclusión de sectores importantes de la población, particularmente los más vulnerables y desfavorecidos, que además de sufrir las consecuencias de la violencia y la intimidación, no logran beneficiarse del crecimiento económico y las oportunidades comerciales. En segundo lugar, varias de las disposiciones irían en detrimento de los segmentos más vulnerables de la población. En particular aquellas relacionadas con la agricultura destruirían los medios de vida de muchos pequeños productores, que conforman el 38% de los hogares rurales colombianos (12% en el ámbito nacional)[2] .

Este artículo se centra en la segunda de las razones, para lo cual presenta una caracterización de la economía campesina en Colombia, un análisis de la negociación agrícola incluida en el TLC con los Estados Unidos y finalmente una cuantificación del impacto que esa negociación tendría sobre los pequeños productores y los medios de vida rurales.

Quiénes son los pequeños productores?

Más de 11 millones de personas, casi una cuarta parte de los ciudadanos colombianos, viven en zonas rurales. Las dos terceras partes de estos habitantes rurales vive en situación de pobreza y casi una tercera parte de éstos viven en condiciones de pobreza extrema.[3]

Las zonas rurales se caracterizan además por altos niveles de desigualdad. Particularmente la distribución de la tierra en Colombia es altamente desigual. Según cálculos recientes, un 0,5 % de los propietarios poseen el 60% de la tierra.[4] Datos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), muestran de manera preocupante una tendencia reciente hacia una mayor concentración de la tierra. El porcentaje de propiedades con una extensión mayor de 200 hectáreas creció de un 47,1% en 1984, a un 68,3 % en 2000 y alcanzó un 76,1 % en 2005 [5]. Las fincas con menos de tres hectáreas sumaban un 2,9 % del total de la tierra en 1984 y cubrían solo un 1,9 % en 2005. Gran parte de este incremento en la concentración de la tierra ha ocurrido a través de la violencia, generando desplazamientos masivos internos. Un total de 5,5 millones de hectáreas de tierra fueron usurpadas o abandonadas en Colombia como resultado del desplazamiento interno, entre enero de 1998 y Julio de 2008. Esto incluye 1,1 millones de hectáreas que habían estado en producción agrícola, de las cuales un 39% eran fincas de menos de 5 hectáreas. La pérdida total de ingresos como resultado de este desplazamiento durante ese período de 10 años, ha sido calculada en 49,7 billones de pesos colombianos (pesos en 2008), lo cual equivale al 11,6 % del PIB de Colombia en 2007[6].

La importancia de los trabajadores independientes – entendiendo éstos como una aproximación de los pequeños/as productores/as- se hace más evidente por el hecho de que ellos comprenden un 55% de los hogares ocupados en actividades agropecuarias y un 38% del total de hogares rurales. El promedio de ingresos de estos hogares es menor que el salario mínimo y es predominantemente dependiente de la agricultura – 65 % de su propia producción, 4% de otros trabajos agropecuarios, 25% de actividades económicas en otros sectores y el restante 6% de fuentes no laborales.

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