¿Cuál es el destino de los productos agrícolas, y qué se hace con el excedente de estos productos agrícolas?
Respuestas
Respuesta:
Destino de la producción agrícola
La producción de plátanos, según los productores entrevistados, se destina principalmente al consumo, el 59.8% así lo manifiestan y solamente el 34.4% lleva su producción al mercado. (Cuadro 4.19)
El café si es un producto que se cultiva fundamentalmente para el mercado nacional y de exportación. Es por ello que el 94.7% de los productores lo venden y el 3.1% dice producirlo para su consumo. La caña producida por estos productores independientes, en muy pequeña medida va al mercado, solo el 6.5% lo comercializa y el 7.9% la destina para su consumo. En cambio, el mayor porcentaje de estos productores el 85.6%, se encuentra en el rubro otros que corresponde al trueque y elaboración de sub productos. Anteriormente, se ha señalado que de la caña se elabora chancaca y sobretodo el cañazo.
El maíz así como el frijol y la papa, que son productos importantes en la dieta alimentaria de la población nacional, se destinan a la venta en un 51.9%, 50.0% y 40.9% respectivamente. Cabe señalar que un porcentaje importante de productores de maíz el 15.7%, deriva su producción a la elaboración de sub productos como la chochoca. Por su parte 9.9% de productores de papa, la transforman en sub productos como chuño. El porcentaje de productores que destinan su producción al consumo es significativo. Esto ocurre con el 28.8% de los productores de maíz, 37.0% de frijol y 36.2% de papa.
El problema de los excedentes agrarios suscita siempre numerosas polémicas, ya que se trata de saber si los costes de su almacenamiento y mantenimiento compensan los rendidos en la regulación del mercado normal. Sin embargo, dice el autor de este trabajo, siempre se trata de un tema eminentemente político, ya que un excedente agrario no es solamente lo que sobra en una cosecha, por diferencia entre la producción y el consumo, más la exportación, sino un almacenamiento de regulación de mercado para el futuro.
Es frecuente en la literatura económico-agraria definir a José, hijo de Jacob, como el primer ministro de Agricultura de la historia por su habilidad para almacenar las cosechas de siete años pletóricos, cubriendo así las escaseces derivadas de la penuria. José comprendió bien que la agricultura sirve a la alimentación y que ambos términos deben ir unidos en las decisiones políticas.-También es usual en países con solera en la regulación de los mercados agrarios la inexistencia de grandes discusiones sobre el volumen que debe alcanzar el almacenamiento regulador de los distintos alimentos básicos. Muchos años de experiencia en la regulación, una definición de objetivos y fines ampliamente compartida por toda la sociedad y una aceptación política, para soportar los costes de almacenamiento a cambio de los beneficios que ello comporta, hace que el almacenamiento regulador se produzca de modo natural y sin controversias periódicas.
No es éste el caso de España. Aquí, desde la aparición del FORPPA y la consolidación de todas las operaciones de regulación de mercados en un presupuesto único, se reproduce con cierta periodicidad la polémica sobre si el excedente de tal o cual producto es excesivo para unos, corto para otros e incluso innecesario. Además, y en paralelo, se suscita siempre la controversia sobre el coste del almacenamiento, las pérdidas que origina su eliminación y, en definitiva, la duda sobre la utilidad social de mantener una despensa reguladora.
La polémica -suscitada en estos días a través de diversos medios de comunicación en su análisis sobre los almacenamientos de alimentos actualmente existentes- nace de la confusión en cuanto al propósito al que sirven tales almacenamientos.
Explicación:
Autor: proaxel2019
Fecha: 5-11-2020
Hora: 12:17 PM
Respuesta:
El problema de los excedentes agrarios suscita siempre numerosas polémicas, ya que se trata de saber si los costes de su almacenamiento y mantenimiento compensan los rendidos en la regulación del mercado normal. Sin embargo, dice el autor de este trabajo, siempre se trata de un tema eminentemente político, ya que un excedente agrario no es solamente lo que sobra en una cosecha, por diferencia entre la producción y el consumo, más la exportación, sino un almacenamiento de regulación de mercado para el futuro.
Es frecuente en la literatura económico-agraria definir a José, hijo de Jacob, como el primer ministro de Agricultura de la historia por su habilidad para almacenar las cosechas de siete años pletóricos, cubriendo así las escaseces derivadas de la penuria. José comprendió bien que la agricultura sirve a la alimentación y que ambos términos deben ir unidos en las decisiones políticas.-También es usual en países con solera en la regulación de los mercados agrarios la inexistencia de grandes discusiones sobre el volumen que debe alcanzar el almacenamiento regulador de los distintos alimentos básicos. Muchos años de experiencia en la regulación, una definición de objetivos y fines ampliamente compartida por toda la sociedad y una aceptación política, para soportar los costes de almacenamiento a cambio de los beneficios que ello comporta, hace que el almacenamiento regulador se produzca de modo natural y sin controversias periódicas.
No es éste el caso de España. Aquí, desde la aparición del FORPPA y la consolidación de todas las operaciones de regulación de mercados en un presupuesto único, se reproduce con cierta periodicidad la polémica sobre si el excedente de tal o cual producto es excesivo para unos, corto para otros e incluso innecesario. Además, y en paralelo, se suscita siempre la controversia sobre el coste del almacenamiento, las pérdidas que origina su eliminación y, en definitiva, la duda sobre la utilidad social de mantener una despensa reguladora.
La polémica -suscitada en estos días a través de diversos medios de comunicación en su análisis sobre los almacenamientos de alimentos actualmente existentes- nace de la confusión en cuanto al propósito al que sirven tales almacenamientos.
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