me pueden ayudar necesito un cuento de ciencia ficcion porfa me urge es para 20 minutos no tengo tiempo
Respuestas
Respuesta:Mi querido planeta
Explicación:
GHi2 vivía en Europa, una luna del planeta Júpiter.
Vivía con su familia e iba a la escuela todos los días. De todo lo que le enseñaban allí, lo que más le gustaba era aprender los distintos dialectos que se hablaban en el universo.
Soñaba con poder hablar con seres de distintos planetas.
Le encantaba hablar con los habitantes de Mintaka1, un satélite que orbita una de las estrellas de KitúnP4. Le gustaba cómo sonaban sus palabras y cómo brillaban sus dientes cuando hablaban.
También disfrutaba jugando con los chicos de Centauri. Eran chicos fuertes pero muy caballerosos, valientes y divertidos. Cada vez que podía, se escapaba un rato para jugar con ellos.
Pero su aventura favorita era imaginar que visitaba el planeta azul, un planeta del que siempre le habían hablado maravillas y que le causaba mucha curiosidad.
No entendía por qué ese planeta tenía tantos habitantes y ninguno había ido a visitar Europa nunca.
Así creció; soñando, jugando y aprendiendo mucho. Estudió y se esforzó bastante hasta que un día su sueño se hizo realidad: fue escogida para viajar y explorar el planeta azul.
La tarea tenía que efectuarse en total sigilo. Nadie podía notar su presencia. Así lo hizo durante algunos meses.
En cada visita se enamoraba más de aquel planeta que tenía mucha vida, color, mares, ríos y montañas.
GHi2 respiraba con dificultad cuando se quitaba su casco protector, pero eso no le importaba. Prefería ver el hermoso paisaje sin el cristal de por medio.
No entendía por qué los habitantes de ese planeta no podían ver lo hermoso que era su entorno y siempre que llegaban a un nuevo espacio, lo dejaba menos bello, maltratado y casi muerto.
Un día, mientras contemplaba el paisaje, se le olvidó esconderse y un niño la vio. El pequeño se quedó observándola con mucho detalle y cuando ella lo notó ya era tarde para esconderse.
GHi2 decidió acercase a él, e intentar hablarle pero el niño no entendía lo que decía. Entonces intentó dibujar en la arena lo que ella trataba de decirle. Funcionó.
El niño entendió que ella venía en son de paz desde otro planeta.
Desde ese momento, el par de amigos interplanetarios se las ingenió para comunicarse a través de dibujos y así se contaron muchas cosas.
Con el tiempo, entendieron algunas de las palabras que cada uno usaba y compartieron sus experiencias y sus dudas.
El niño, llamado Jaison, empezó a apreciar más su propio planeta gracias a lo que ella le contaba. Y ella, empezó a creer que los humanos no eran tan primitivos como se creía en su galaxia.
Jaison le pidió a su amiga GHi2, que lo llevara a su planeta, al menos por un rato.
GHi2 pidió autorización a sus superiores, pero ellos se negaron rotundamente.
Sin embargo, ella quería complacer a su amigo, así que lo llevó en su nave espacial, con la única condición de que no saliera de allí para nada y que solamente tenía derecho a mirar.
Jaison obedeció. Desde esa nave conoció el enorme planeta naranja de la chica y estando allí notó lo hermoso que era su propio planeta.
Fue así como Jaison se transformó en uno de los principales defensores del medio ambiente en la tierra, y en embajador del planeta en el Consejo Universal que se formó con el pasar de los años.
Respuesta:
Esta historia viene de un país lejano, más allá e la Galaxia Centuria Laudi 489, pasando por el cinturón de Orión, incluso más lejos del mar de asteroides de plata, en la inmensa oscuridad de la garganta del cráter Mobidub74, había una civilización ancestral que habitaba esas tierras desde los orígenes del universo. Su era nombre Modernia.
Allí había muy buenos artesanos, expertos en la fabricación de magníficas baterías llenas de energía.Todo transcurría sin problemas en Modernia, todos los días los artesanos se levantaban, construían nuevas baterías y todas las noches las colocaban con orgullo en sus tiendas.
Un día, sin embargo, surgió un problema: los habitantes tenían tantas baterías que ni siquiera sabían dónde ponerlas… ¡los almacenes estaban llenos y, lo que es más triste, no había nadie con quien compartir toda esa energía!