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Mariana de Jesús tenía una gran facilidad para la música. Tocaba la guitarra, el piano, también fue aficionada a la lectura y al canto, por lo que era una joven muy bien preparada.
Otra característica de su compleja personalidad es que desde muy pequeña comenzó a mortificarse como medida de elevación espiritual. Hacía ayunos en la comida, en ocasiones dormía en un ataúd junto a una calavera, que la recordaba que su vida llegaría un día a la muerte y allí tendría que rendir cuentas con Dios.
Murió muy joven, con tan solo 27 años de edad, el viernes 26 de mayo de 1645. Su entierro fue precedido por un inmenso cortejo fúnebre, y a la misa acudieron los más importantes personajes de la ciudad, así como cientos de pobres a los que alguna vez había ayudado.
Mariana fue beatificada el 20 de noviembre de 1853 por el papa Pío IX, y posteriormente canonizada el 4 de junio de 1950 por Pío XII, siendo la primera santa ecuatoriana y considerada como patrona de Ecuador.
Narcisa de Jesús
Narcisa de Jesús Martillo Morán nació en 1832, hija de padres de vida sencilla, desde pequeña fue devota de Marianita de Jesús. Desde su confirmación tuvo una clara vocación. De muy joven realizó retiros espirituales imitando a su querida santa. Los que la conocieron aseguran que era una mujer alegre y reflexiva, de ojos azules y cabello rubio.
Dedicó mucho de su tiempo al apostolado en la catedral de Guayaquil realizando trabajos con los más desfavorecidos. En 1868 Pedro Gual, uno de sus guías espirituales, le invitó a ir a Lima (Perú) para continuar con su formación. Allí vivió en el Convento del Patrocinio como laica, realizando labores con las religiosas. Un año después enfermó. Murió en 1869.
Su cuerpo, que se presenta en una urna de cristal en el santuario nacional del mismo nombre de la santa, fue trasladado a Guayaquil en 1955 y ahora permanece en Nobol (Guayas), su pueblo natal. Narcisa fue beatificada el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II, en la Ciudad del Vaticano. Para esto, se le atribuyó el milagro de curación de cáncer de Juan Bautista Pesantes Peñaranda, en 1967
Hermano Miguel
El tercer santo ecuatoriano es el Francisco Febres Cordero, más conocido como el Hermano Miguel (Cuenca, 1854). Nació con un defecto físico en los pies, hecho que marcó su infancia.
Desde pequeño manifestó un gran interés por la lectura. En 1868 ingresa, pese a la reticencia de su padre, en el noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Sufrió un conflicto con su progenitor, quien no aceptaba la vocación de su hijo. Vivió la mayor parte de su vida en Quito. Es allí donde el Hermano Miguel inicia su apostolado en las escuelas Lasallanas de la capital. (MAP)
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