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(La Chacarita, Asunción, 1904 - Buenos Aires, 1972) Músico paraguayo creador de la guarania, una forma de canción lenta que constituye el género más característico de la música nacional paraguaya junto con la polca. Aunque su verdadero nombre era el de José Agustín Flores, se le conoció popularmente por José Paraguay o por su nombre artístico de José Asunción.
Nacido en el seno de una familia muy humilde que vivía en un destartalado rancho de La Chacarita (poblado marginal de los suburbios de la capital paraguaya), mostró desde su temprana niñez una especial aptitud para la música. Sus padres, faltos de recursos económicos para enviarlo al conservatorio o a una academia de estudios musicales, fiaron su formación a la Banda Municipal de la Policía de Asunción, en la que fue admitido como aprendiz cuando sólo contaba once años de edad.
Fue allí su maestro el músico Félix Fernández, quien le instruyó como solista de trombón, bajo la batuta de grandes directores como Mariano Godoy, Eugenio Campanini, Nicolino Pellegrini y Salvador Déntice. Ya en su adolescencia, pasó al Gimnasio Paraguayo y estudió violín bajo el magisterio de Fernando Centurión y Carlos Esculies.
Inclinado muy pronto hacia la composición musical, a los dieciocho años creó su primera pieza, una polca titulada Manuel Gondra (1922) que dedicó a su padrino. Tres años después, tras haber investigado a fondo la raíces folklóricas del Paraguay, creó su primera guarania, un tipo de canción lenta inspirado en fuentes tradicionales, aunque con un ritmo y una estructura bien diferentes. Este género musical gustó mucho a las clases populares, que pronto lo incorporaron al acervo cultural paraguayo y lo asimilaron con entusiasmo, hasta el extremo de que hoy se considera parte del folklore musical de la nación.
La trayectoria artística de José Asunción Flores cobró un impulso inesperado en 1928, a raíz del encuentro del compositor asunceno con el poeta Manuel Ortiz Guerrero, natural de Guaira, quien no sólo puso la letra a algunas de las melodías más célebres de Flores, sino que también le influyó poderosamente tanto en su forma de ser como en su manera de entender la creación artística. Ortiz Guerrero, que cultivaba la lírica de tipo tradicional en castellano y en guaraní, era autor de algunos de los mejores poemas escritos en la lengua de los indígenas paraguayos, como el célebre Nde rendápe ayú (Vengo a tu encuentro), musicado por Flores
Consagrado, en fin, como uno de los grandes compositores de su tiempo, su fama se extendió pronto a otros muchos rincones de Hispanoamérica. A este prestigio contribuyó su éxito en diferentes convocatorias celebradas en el Cono Sur, como el Certamen Internacional de Bandas que tuvo lugar en Buenos Aires en 1929, donde José Asunción Flores se alzó con el premio al mejor instrumentista.
El estallido de la Guerra del Chaco (1932-1935), un conflicto territorial que enfrentó a Paraguay y Bolivia por la consecución de una vía de salida al mar, despertó la conciencia cívica y política del artista asunceno. Tras tomar parte activa en la lucha armada, se afilió al Partido Comunista y empezó a defender ardorosamente las causas de los grupos sociales más desfavorecidos, hasta que fue catalogado de agitador revolucionario por las autoridades de su país. Como tantos otros artistas e intelectuales paraguayos del siglo XX, Flores se vio obligado a abandonar de su patria camino del exilio.
Afincado en Buenos Aires, José Asunción Flores fundó allí su propia agrupación musical, a la que bautizó con el nombre de Orquesta Ortiz Guerrero, en recuerdo de su malogrado amigo, que había fallecido víctima de la lepra. Pronto alcanzó notables éxitos al frente de este colectivo, tanto en actuaciones en directo como en sus primeras aventuras discográficas.
El triunfo, en su patria, de la Revolución febrerista (17 de febrero de 1936) permitió al compositor regresar a un Paraguay reformista e igualitario, presidido por el coronel Rafael Franco, cuyo gobierno garantizó la seguridad de los exiliados que quisieran retornar a la patria. Entre ellos figuraba el revolucionario Flores, de inmediato distinguido por el nuevo régimen izquierdista con el cargo de director de la Orquesta Foklórica Guaraní y con un puesto docente en la Escuela de Enseñanza Primaria Musical de Asunción. Pero, al cabo de un año y medio, el golpe de estado militar del 13 de agosto de 1937, que puso al frente del Gobierno al conservador Félix Paiva, le forzó nuevamente al exilio.
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Corona porfa