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En 1904 el general Rafael Reyes Prieto fue elegido presidente de Colombia, en medio del caos administrativo y ruina fiscal en que había quedado el país después de la guerra de los Mil Días y la separación de Panamá. La población, sumida en el desconcierto, vio en el lema del presidente electo: "Más administración y menos política", y en su llamado a la "Unión y la concordia", una luz de esperanza.
Reyes pretendió hacer un gobierno de Concordia Nacional, para lo cual llamó a su gabinete a liberales como Lucas Caballero y Enrique Cortés. Paradójicamente, la oposición no provino de las filas liberales, como podría suponerse, sino del Partido Nacional que, bajo la dirección de Miguel Antonio Caro, controlaba el Congreso, que en 1904 dilató sistemáticamente el estudio de las propuestas presentadas por Reyes; el punto más polémico fue la autorización de facultades extraordinarias para llevar a cabo una serie de reformas económicas.
Las facultades fueron vetadas por el Congreso, no obstante contar con el apoyo de la totalidad de sus ministros; pero el presidente encontró la salida a tal situación en un mensaje, atribuido a Guillermo Valencia, que decía: "Desde los tiempos de Cromwell, los gobiernos arriendan las casas de los parlamentarios hostiles". Decidió entonces clausurar el Congreso, decretar el estado de sitio y convocar una Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, previa consulta a las municipalidades sobre su conveniencia.
Convocada por decreto 29 del 1o. de febrero de 1905, la Asamblea se instaló el 15 de marzo. Inicialmente estaba previsto un período de sesiones de 30 días, pero este plazo se prorrogó, a tal punto que el Congreso no volvió a reunirse durante el quinquenio. La Asamblea Nacional lo hizo por cuatro períodos, entre 1905 y 1909, y asumió las funciones de aquél.
Los diputados a la Asamblea, designados por los Consejos de Gobierno departamentales o Juntas que hacían sus veces, fueron 27, tres por cada uno de los nueve departamentos, un tercio de los cuales correspondió al partido liberal. Entre ellos se encontraban, como principales o suplentes, personajes destacados en el campo militar, las letras, los negocios o la política, como Benjamín Herrera, Rafael Uribe Uribe, Baldomero Sanín Cano, J.M. Rivas Groot, Silvestre Samper Uribe y Alfredo Vázquez Cobo, entre otros.
Las reformas aprobadas en los cuatro períodos en que estuvo reunida la Asamblea tuvieron en su mayoría un carácter transitorio, pues se modificaba en un período lo que había sido aprobado en el anterior, como en los casos de reunión de las Cámaras y funciones de las Asambleas departamentales. Las principales reformas efectivas fueron: la supresión de la vicepresidencia, de dos de las designaturas, del Consejo de Estado y del nombramiento vitalicio de magistrados de la Corte Suprema de Justicia; reconocimiento del derecho de representación de las minorías y la posibilidad de reformar la Constitución por medio de la Asamblea Nacional, medida que serviría a Ramón González Valencia para darle una salida a la situación en 1910.