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Respuesta:1. Introducción
En un reciente trabajo, preparado por un considerable número de investigadores en didáctica de las ciencias, se reconoce no haber prestado hasta aquí suficiente atención a la tecnología en la educación científica (Maiztegui, et al., 2002). Es, se señala, «como si la expresión ciencia-tecnología designara un concepto único, asimilado por la educación científica, que hiciera innecesaria la consideración de cualquier aporte específico de la educación tecnológica». En el mencionado trabajo se analizan críticamente las concepciones habituales acerca de las relaciones ciencia-tecnología y, a partir de ahí, se derivan algunas consecuencias para un planteamiento más correcto de la educación científica.
El presente artículo se inserta en esa misma dirección. Nuestra época está reclamando una nueva visión de la educación científica, y parte esencial de ella es la comprensión de la unidad que existe entre las actividades científica y tecnológica (Valdés, Valdés y Macedo, 2001). Comenzaremos por eso insistiendo en las razones que hacen necesaria la dimensión tecnológica en la educación científica, y comentando brevemente algunas de las causas de la falta de atención a dicha dimensión. Luego resaltaremos ciertos aspectos que pueden contribuir a mejorar la conexión de la enseñanza de las ciencias con la tecnología y con la vida, saliendo al paso, a la vez, a algunas concepciones extremas acerca de esta cuestión. Por último, intentaremos ilustrar las ideas consideradas mediante ejemplos concretos.
2. ¿Porqué la necesidad de prestar atención a la tecnología en la educación científica?
Vivimos en una época de profundos cambios socioculturales, originados en buena medida por el desarrollo de la tecnología. Según Bybee (2000), en una encuesta realizada a historiadores y periodistas estadounidenses, la mayoría de los cien titulares considerados por ellos como los más relevantes del pasado siglo corresponden a acontecimientos que están relacionados, directa o indirectamente, con la tecnología.
Esa creciente importancia de la tecnología está dando lugar a que se considere elemento indispensable en la educación de todas las personas, y a que incluso se reclame para ella un área independiente dentro de los currículos escolares (Gilbert 1995, de Vries y Tamir, 1997). No es de extrañar, pues, que junto al término «alfabetización científica» haya comenzado a utilizarse ampliamente el de «alfabetización tecnológica» (Acevedo, 1995; Barnett, 1995; International Technology Education Association, 2000; Bybee, 2000…). Se trata de una alfabetización que capacite a todos los ciudadanos y ciudadanas no sólo para «comprender» el mundo colmado de productos tecnológicos en que vivimos, sino para «analizarlo críticamente y tomar decisiones», así como para participar en «innovaciones» que den respuesta a las necesidades y demandas de nuestras sociedades.
Sin embargo, la obligación de atender a la tecnología «en la educación científica» va más allá de las consideraciones anteriores; se fundamenta, ante todo, en su «estrecha interrelación con la ciencia». Es cierto que durante milenios la técnica no requirió de la ciencia, pues su desarrollo se basaba sobre todo en la experiencia práctica acumulada, pero también es verdad que desde el siglo xix comenzó a apoyarse en ella y que dicho apoyo ha continuado creciendo hasta nuestros días. No obstante, este aspecto de la interrelación, que va de la ciencia a latecnología, ha sido tradicionalmente reconocido –e incluso exagerado– hasta el punto de que muchos interpretan la tecnología como «ciencia aplicada» (Gardner, 1994). Por eso queremos resaltar aquí otro aspecto, menos evidente y casi siempre olvidado en la educación científica: el que va de la tecnología a la ciencia.
En efecto, el enorme progreso experimentado por la ciencia a partir del siglo xvii se debió, en buena medida, al desarrollo de instrumentos tecnológicos (telescopios, microscopios, numerosos instrumentos de medición, variados métodos y procedimientos utilizados en la actividad práctica, etc.); en particular, Galileo fue un científico, y, al mismo tiempo, un constructor de instrumentos e instalaciones, cuestión esta casi siempre olvidada en la educación científica. Desde entonces, la investigación científica ha encontrado en la tecnología medios de trabajo, formas de pensar y el género de problemas que enfrentará más adelante.
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