• Asignatura: Informática
  • Autor: Luana15190501
  • hace 5 años

Resumen sobre el cuento CUENTO MACARIO (considerando inicio, nudo y desenlace).

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Respuesta dada por: MEyaret
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Explicación    :Del libro El llano en llamas del autor, mi relato preferido es el de «Macario» (seguido muy de cerca por «Luvina»), texto que uso muchas veces en mis clases y que probablemente sea el relato que más veces he leído. Si aún no te has acercado a la prosa de Juan Rulfo, este relato puede ser un buen comienzo, aunque, según mi opinión, el autor alcanzó la verdadera maestría con su novela Pedro Páramo.

Pero hoy no voy a hablaros de la novela, sino del relato y de la fuerza y el simbolismo que tienen muchas de sus imágenes. Eso es exactamente lo que sucede en «Macario». El relato cuenta la historia de Macario, un chico que vive son su madrina y con Felipa, dos mujeres que cuidan de él y de las que queda al cargo cuando mueren sus padres. El relato está narrado desde la voz de este personaje, lo cual hace que tenga aún más fuerza lo que se cuenta. Macario es un chico que siempre tiene hambre y que vive obsesionado por la culpa y por el pecado porque no quiere ir al infierno. Intuimos que padece algún problema mental y que no es plenamente consciente de las cosas que le suceden a su alrededor. También intuimos que es violento y que no es capaz de relacionarse con otros chicos de su edad de una forma normal. Yo considero que es una metáfora del propio México de Juan Rulfo.

Macario habla de su vida mientras espera a que aparezcan unas ranas y sapos para aplastarlos y evitar que croen, de este modo su madrina podrá dormir tranquila. Toda la historia de Macario tenemos que deducirla a través de sus palabras, las cuales sabemos que no podemos creer al cien por cien. Hablamos de un uso excelente del narrador deficiente, en el que el lector es el que tiene que completar la historia mediante intuiciones y sobrentendidos que deja caer el narrador.

El relato en sí mismo es una delicia y solo con el ritmo y la cadencia de las frases ya valdría para considerarlo un relato excelente, pero, además, en el texto, Juan Rulfo hace gala de un gran dominio de las figuras retóricas. Mérito doble si pensamos que las emplea a través de la boca de un narrador deficiente.

En concreto, me gustaría destacar el uso que hace del simbolismo y del correlato en los animales que aparecen en el texto. Podemos comenzar con las ranas y los sapos, a los que compara en color con los ojos de su madrina y de Felipa. Está claro que el primer personaje le es menos querido a Macario porque es quien le castiga y quien le raciona la comida. Por el contrario, Felipa es la que le cede su comida y la que le dice que es bueno y que debe rezar para no ir al infierno. Los animales con el color de ojos de Felipa se pueden comer, los otros no, los otros no sacian al protagonista.

Todo esto tiene relación con el hambre eterno que tiene el personaje. Un hambre que no se sacia comiendo la comida que le da la madrina o que le roba a los cerdos de esta (un nuevo animal del que hablaremos un poco más adelante). Macario solo se sacia con la leche que le da Felipa y con las ranas que tienen el color de ojos de ella. Está clara la asociación que el autor hace aquí entre el hambre y la necesidad de cariño del protagonista, la falta de atención que tiene. Solo Felipa es capaz de darle ese cariño y esa atención que necesita.

Él se relaciona con los cerdos a un nivel tan próximo que comparte la comida con ellos, lo cual nos hace patente el lado animal que el protagonista tiene, ese instinto que no es capaz de controlar y que vendría reforzado por los ataques violentos que sufre con otros niños o cuando se da golpes en la cabeza por voluntad propia.

En la historia, además, aparecen otros animales como con cucarachas y alacranes. Estos animales aparecen de noche, en la habitación de Macario y recorren su cuerpo mientras duerme o le caen del techo. Aplasta las cucarachas como aplasta los batracios, como intenta aplastar esa parte animal que se le escapa y que le hace estar lejos de Felipa y cerca del pecado. El relato entero está plagado de alusiones a la culpa y al pecado, a esa incapacidad de integrarse con los demás y a no ser lo suficientemente bueno para Felipa, que representa el papel maternal que el personaje no ha tenido.

A esto ayuda también el hecho de que debe dejar que los alacranes recorran su cuerpo sin moverse para que no le piquen, de nuevo una contención de los instintos y los deseos, de ser él mismo. El personaje no puede ser porque eso lo alejará de la sociedad y no será querido ni por Felipa ni por la madrina.

Todo el monólogo redunda en las ideas que he detallado y lo hace, además, de manera circular y repetitiva ya que el personaje no tiene posibilidad de salvación. No hay lugar para Macario en el mundo que Juan Rulfo nos presenta, quizás no haya sitio para Macario ni siquiera hoy en día.

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