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Respuesta:
la liebre y la tortuga
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque era el animal más veloz. También era vanidosa y constantemente se reía de la lenta tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una apuesta a la liebre.
- Estoy segura de poder ganarte una carrera - le dijo.
La liebre, muy divertida, aceptó y todos los animales se reunieron para presenciar la carrera.
Confiando en su velocidad, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando.
Un rato después, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo, tanto que se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar. Varias veces repitió lo mismo, le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.
Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Moraleja: no hay que burlarse jamás de los demás.