Respuestas
Respuesta dada por:
2
bueno este es un cuento corto pero tiene 15 se llama EL CIRCO DEL PAYASO TONY.
Érase una vez en una gran ciudad, la temporada de los circos. Los niños y grandes acostumbraban a ir de paseo y a los mejores circos aprovechando las vacaciones escolares. Venían circos de todo el mundo con animales muy bien entrenados como los leones, los tigres, los contorsionistas, malabaristas, bailarines, en fin; todo aquello que trajera la atención de la mayoría de la gente.Un fin de semana Mario, Daniel y sus amigos del barrio muy animados se organizaron entre ellos y fueron con sus padres al circo del payaso Tony. Tony era muy famoso por sus habilidades y los números que presentaba, él jugaba con sus instrumentos musicales, era muy gracioso y hacía participar a niños y grandes, por ese motivo lo aplaudían y gritaban su nombre antes que saliera pero algo sucedió de repente. Javier, uno de los amigos de Mario y Daniel que vino sin sus padres porque trabajaban, sin decir nada se acercó donde estaban los animales y no se dio cuenta del peligro que corría al dar de comer a los leones, al rato sus amigos escucharon un grito desgarrador, uno de los leones llegó a arrancar parte de la camisa de Javier. Sus amigos se acercaron muy asustados y Tony el payaso que en ese instante suspendió la función por unos minutos, se acercó al niño y le dijo: “Nunca te acerques a los animales si no los conoces, porque ellos solo atacan cuando se acercan desconocidos y cuando se sienten amenazados, aunque sé que no quisiste hacerles daño, es mejor que no lo vuelvas a hacer nunca más”.
y aqui esta otraque tiene mas de 29 palabras con tildes pero es un poco larga y se llama ARAÑAS BUSCANDO CASAS.
El largo curso en la escuela de arañas había terminado. Por fin las jóvenes arañas estaban listas para salir en busca de su nuevo hogar.Mientras preparaban la expedición, los maestros repetían la norma básica una y otra vez:- Buscad una familia con ambiente de igualdad. Recordad, son familias más felices, y si os atrapan tendréis muchas más posibilidades de salir vivas.El grupo de arañas pronto encontró una primera casa. Ñaki, una de las mejores alumnas, confirmó enseguida de qué tipo se trataba: era una familia “papá al sofá, mamá a la cocina” de auténtico manual, la más peligrosa de todas. Como era de esperar, la mamá y las chicas hacían casi todas las cosas, y cuando se les ocurrió pedir ayuda, los chicos se negaron a hacer nada que fuera “cosas de chicas”. ¡Y para ellos todo era cosa de chicas! Ñaki lo tenía claro, esa era la prueba definitiva de la falta de igualdad y de cariño. Si la atrapaban en aquella casa, le esperaría lo peor.Siguiendo su viaje encontraron una familia distinta, donde chicos y chicas hacían todas las tareas. Las repartían con tanta exactitud, que no parecía haber mejor prueba de igualdad. “Hoy te toca a ti, mañana me toca a mí”, “Aquí, nadie es esclavo de nadie, yo hago lo mío, tú haces lo tuyo” decían. Pero Ñaki no quiso precipitarse, y siguió observando a tan igualísima familia. Le preocupaba la falta de alegría que observaba, pues se suponía que una familia con tanta igualdad debía ser muy feliz. Pero como todos hacían de todo, todos dedicaban mucho tiempo a tareas que no les gustaban, y de ahí su falta de alegría. Así que, aunque algunas arañas se quedaron allí, Ñaki decidió seguir buscando. Y acertó, porque aquella familia tan preocupada por repartir todo tan exactamente no pudo mantener un equilibrio tan perfecto durante mucho tiempo. Y así, olvidando por qué vivían juntos, terminaron repartiendo también la casa entre grandes disputas, y no se salvó ni una sola de las arañas que se habían quedado.No tardó Ñaki en encontrar otra familia con aspecto alegre y feliz. A primera vista, no parecían vivir mucho la igualdad. Cada uno hacía tareas muy distintas, e incluso las chicas hacían muchas de las cosas que había visto en aquella primera familia tan peligrosa. Pero la alegría que se notaba en el ambiente animó a la araña a seguir investigando. Entonces descubrió que en esa familia había una igualdad especial. Aunque cada uno hacía tareas distintas, parecía que habían elegido sus favoritas y habían repartido las que menos les gustaban según sus preferencias. Pero sobre todo, lo que hacía única esa familia, era que daba igual si chicos o chicas pedían ayuda, cualquiera de ellos acudía siempre con una sonrisa. Y cuando finalmente, en lugar de “tareas de chicos o chicas”, o “tareas tuyas o mías”, escuchó “aquí las tareas son de todos”, se convenció de que aquella era la casa ideal para vivir.
Érase una vez en una gran ciudad, la temporada de los circos. Los niños y grandes acostumbraban a ir de paseo y a los mejores circos aprovechando las vacaciones escolares. Venían circos de todo el mundo con animales muy bien entrenados como los leones, los tigres, los contorsionistas, malabaristas, bailarines, en fin; todo aquello que trajera la atención de la mayoría de la gente.Un fin de semana Mario, Daniel y sus amigos del barrio muy animados se organizaron entre ellos y fueron con sus padres al circo del payaso Tony. Tony era muy famoso por sus habilidades y los números que presentaba, él jugaba con sus instrumentos musicales, era muy gracioso y hacía participar a niños y grandes, por ese motivo lo aplaudían y gritaban su nombre antes que saliera pero algo sucedió de repente. Javier, uno de los amigos de Mario y Daniel que vino sin sus padres porque trabajaban, sin decir nada se acercó donde estaban los animales y no se dio cuenta del peligro que corría al dar de comer a los leones, al rato sus amigos escucharon un grito desgarrador, uno de los leones llegó a arrancar parte de la camisa de Javier. Sus amigos se acercaron muy asustados y Tony el payaso que en ese instante suspendió la función por unos minutos, se acercó al niño y le dijo: “Nunca te acerques a los animales si no los conoces, porque ellos solo atacan cuando se acercan desconocidos y cuando se sienten amenazados, aunque sé que no quisiste hacerles daño, es mejor que no lo vuelvas a hacer nunca más”.
y aqui esta otraque tiene mas de 29 palabras con tildes pero es un poco larga y se llama ARAÑAS BUSCANDO CASAS.
El largo curso en la escuela de arañas había terminado. Por fin las jóvenes arañas estaban listas para salir en busca de su nuevo hogar.Mientras preparaban la expedición, los maestros repetían la norma básica una y otra vez:- Buscad una familia con ambiente de igualdad. Recordad, son familias más felices, y si os atrapan tendréis muchas más posibilidades de salir vivas.El grupo de arañas pronto encontró una primera casa. Ñaki, una de las mejores alumnas, confirmó enseguida de qué tipo se trataba: era una familia “papá al sofá, mamá a la cocina” de auténtico manual, la más peligrosa de todas. Como era de esperar, la mamá y las chicas hacían casi todas las cosas, y cuando se les ocurrió pedir ayuda, los chicos se negaron a hacer nada que fuera “cosas de chicas”. ¡Y para ellos todo era cosa de chicas! Ñaki lo tenía claro, esa era la prueba definitiva de la falta de igualdad y de cariño. Si la atrapaban en aquella casa, le esperaría lo peor.Siguiendo su viaje encontraron una familia distinta, donde chicos y chicas hacían todas las tareas. Las repartían con tanta exactitud, que no parecía haber mejor prueba de igualdad. “Hoy te toca a ti, mañana me toca a mí”, “Aquí, nadie es esclavo de nadie, yo hago lo mío, tú haces lo tuyo” decían. Pero Ñaki no quiso precipitarse, y siguió observando a tan igualísima familia. Le preocupaba la falta de alegría que observaba, pues se suponía que una familia con tanta igualdad debía ser muy feliz. Pero como todos hacían de todo, todos dedicaban mucho tiempo a tareas que no les gustaban, y de ahí su falta de alegría. Así que, aunque algunas arañas se quedaron allí, Ñaki decidió seguir buscando. Y acertó, porque aquella familia tan preocupada por repartir todo tan exactamente no pudo mantener un equilibrio tan perfecto durante mucho tiempo. Y así, olvidando por qué vivían juntos, terminaron repartiendo también la casa entre grandes disputas, y no se salvó ni una sola de las arañas que se habían quedado.No tardó Ñaki en encontrar otra familia con aspecto alegre y feliz. A primera vista, no parecían vivir mucho la igualdad. Cada uno hacía tareas muy distintas, e incluso las chicas hacían muchas de las cosas que había visto en aquella primera familia tan peligrosa. Pero la alegría que se notaba en el ambiente animó a la araña a seguir investigando. Entonces descubrió que en esa familia había una igualdad especial. Aunque cada uno hacía tareas distintas, parecía que habían elegido sus favoritas y habían repartido las que menos les gustaban según sus preferencias. Pero sobre todo, lo que hacía única esa familia, era que daba igual si chicos o chicas pedían ayuda, cualquiera de ellos acudía siempre con una sonrisa. Y cuando finalmente, en lugar de “tareas de chicos o chicas”, o “tareas tuyas o mías”, escuchó “aquí las tareas son de todos”, se convenció de que aquella era la casa ideal para vivir.
Preguntas similares
hace 7 años
hace 7 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años
hace 9 años