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Los minerales son el primer eslabón de todas las cadenas productivas: desde la agricultura hasta las telecomunicaciones, el transporte, la cibernética y la medicina. Están presentes desde que abrimos los ojos hasta que volvemos a la cama: en la casa, en la oficina, en los autos, autobuses, trenes y aviones que utilizamos para desplazarnos y en los instrumentos de trabajo, sin importar a que profesión u oficio nos dediquemos.
Hacia cualquier lugar al que volvamos la vista encontraremos un mineral, lo mismo en su estado natural que procesado para hacernos la vida más fácil. Algunos de los más escasos, como el oro y el platino, son sinónimo de riqueza, elegancia y distinción. Los más comunes, como el cobre y el hierro, han estado presentes durante milenios en la vida diaria, a través de utensilios de cocina, herramientas y elementos de construcción.
También los encontramos en la sal de mesa, el yeso de las paredes que nos rodean en casas y oficinas, el sílice con que están hechos vidrios para ventanas, vajillas y botellas; el magnesio, presente en los alimentos y en los medicamentos que tomamos para combatir la acidez estomacal.
Múltiples usos para un mismo mineral
A lo largo de los siglos, el hombre ha descubierto una amplísima gama de usos para cada uno de los minerales que existen sobre la faz de la Tierra. Así, el oro, muy apreciado en joyería, se utiliza también para aparatos de alta tecnología, como proyectores, computadoras, satélites de comunicación y teléfonos móviles, para la elaboración de prótesis dentales y para el tratamiento del cáncer. Incluso se ha desarrollado un tipo de laminillas de oro comestibles que algunos restaurantes de vanguardia incluyen en sus recetas de platillos y postres.
Versatilidad de la plata
Otro metal que en la antigüedad era utilizado casi exclusivamente para la elaboración de piezas de joyería, elegantes cubiertos y vajillas, monedas de curso legal y otros objetos es la plata. Más tarde se descubrió su capacidad de registrar y conservar imágenes en fotografías, películas y radiografías. También son muy apreciadas sus propiedades antisépticas para la purificación de agua y como bactericida, para la elaboración de amalgamas dentales y la fabricación de piezas de aparatos electrónicos, de telecomunicaciones y de aire acondicionado.
La edad de los metales sigue vigente
La edad de los metales, que hace más de ocho mil años siguió a la de piedra, se caracteriza porque el hombre empieza a utilizar estos elementos para fabricar herramientas, accesorios y utensilios con los más variados usos. Sin duda, durante los siglos transcurridos desde que el primer hombre elaboró un objeto de metal, la forma de vida de la humanidad ha cambiado de manera significativa en todos los campos: desde la educación y la salud hasta la educación, el transporte, el vestido y la forma de comunicarse. Gracias a los metales, todas las barreras se han derribado o al menos es posible vencerlas temporalmente. Hoy todos los continentes están comunicados gracias a la aeronáutica y las telecomunicaciones, y el hombre avanza hacia el descubrimiento y la eventual conquista de otros mundos.
Estos avances que no dejan de sorprendernos, simple y sencillamente no habrían sido posibles sin el uso de los minerales, que con toda certeza seguirán contribuyendo a la evolución del género humano.