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Respuesta:
Explicación:
en esta historia, una niña de 9 años de edad llamada Mayte, es una niña aficionada por el futbol que hasta ella misma lo juega. Lo malo es que sus papás le que es una niña, y nopueden jugar futbol porque es muy delicada, y le dicen que mejor haga comidita con sus muñecas, y no a partidos de futbol.
A Mayte se le hacía injusto que no participara en el futbol, hasta a susmejores amigos Salvador y Javier también estaban de acuerdo que ella debería jugar futbol, un día en la plaza de la calle Mayte salió a ver si Javier o Salva la dejaban jugar, pero estaban jugando unpartido de futbol.
Con un chamaco gordo y grande cuyo nombre no se conoce. Ellos se miraron como una película de vaqueros, cuando Mayte seguía pidiendo que la dejaran jugar, pero el niño gordo le decíaque era una niña y las niñas no podían jugar, cuando empezó el pleito los adultos de la plaza corrieron a separarlos, que hasta los papás de Mayte se enteraron del pleito, que hasta que ponerle uncastigo.
Al día siguiente se fueron a visitar a los tíos de Mayte, su único problema era que su insoportable prima Esther vivía ahí, para que los tíos y papás pudieran hablar, les dijeron que fueran alcuarto de Esther a jugar a las muñecas, pero no se ponían de acuerdo a que jugar, que se pelearon y la prima empezó a llorar tan fuerte, que llamo la atención del los tíos, su papá y su mamá, y no ledio tiempo a Mayte de esconderse.
Después en la escuela Mayte, Salvador, Javier y otros niños se sentaron en un rincón del patio para planear el escarmiento a doña Pola, pero apareció el chico gordodiciéndoles que querían un partido de verdad, con árbitros, cancha y camisetas. Pero Javier quiere jugar con Mayte.
Así que el partido quedo listo para el domingo, ese mismo lunes en la noche. Maytese los iba a comentar sus papás, pero estaban pegados a la televisión, y por la sequía en el pueblo, se fue la luz y en ese momento Mayte y su padre salieron a ver la brillante luna.
Respuesta:
La casa de Esther quedaba sólo a cinco cuadras y ahora Mayte y sus padres caminaban al costado de una callecita empedrada. Las casas antiguas, iluminadas algunas con viejos faroles de hierro colgados frente a sus puertas, le parecían a Mayte como escapadas de otro tiempo.
Pensar que todavía existían calles así en la ciudad donde los edificios crecían como hongos después de una fuerte lluvia.
Los edificios siempre le parecían a Mayte unos gigantes bobos que se levantaban y asomaban sus cabezas encima de las pequeñas casas