Busca un momento en el que puedas estar solo y tranquilo.
Siéntate en una silla y sitúa enfrente de ti una silla vacía.
Imagina que en la silla vacía hay sentada una persona que te escucha sin juzgarte y que sabe cómo ayudarte. Visualiza a esa persona con detalles, ponle una cara si quieres, una vestimenta, un nombre, etc. ¿Ya lo tienes? pasa entonces al siguiente paso.
Para que el ejercicio funcione, tienes que hablar ahora en voz alta (atrévete, que no te de vergüenza). Cuéntale a esta persona cómo te sientes en estos momentos, escúchate a ti mismo mientras hablas.
Ahora, levántate y siéntate en la silla vacía. Mira tú silla, donde estabas sentado antes y asume el rol de esa persona sabia y empática que ha estado escuchando. ¿Qué le dirías?,
¿Se te ocurre algún consejo o solución?, ¿Alguna pregunta para hacerle? Anímate a preguntar y aconsejar
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yo le preguntaría que porque está aquí no de manera mala si te responde y pregúntale lo que quieras
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