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Evolución del día de muertos: A partir de raíces indígenas diversas y de lo hispano, con su visión europea, medieval y católica, se unieron dos mundos profundamente místicos y rituales, que se enfrentaron, adaptaron y finalmente fusionaron de manera irregular y desigual a lo largo de México, pero que dieron origen a una nueva nación, que amalgamó religiones, cosmovisiones, filosofías, idiomas, razas, sabores, flores, texturas y fiestas. De esta unión da testimonio actualmente, entre muchísimos elementos más, la celebración del Día de Muertos.
La muerte Prehispánica : La muerte desde la aparición del hombre sobre la tierra ha generado un culto muy particular. Las culturas prehispánicas concibieron la muerte como una dualidad con la vida. Los aztecas tenían dos fechas especiales para recordar a sus muertos: En el mes de agosto dedicado a Miccailhuitonitli o "muertecitos" y en noviembre la fiesta de los muertos grandes.
Dentro del calendario prehispánico de los grupos Nahuas del altiplano central, había por lo menos seis fiestas dedicadas a los muertos. Entre ellas dos eran las principales del 12 al 31 de julio en que se recordaba a los muertos chicos y los veinte días siguientes se celebraba la fiesta de los muertos grandes, que se caracterizaba la magnificencia de las ofrendas.
El Día de Muertos en la sociedad colonial : La Colonia implicó la suma de dioses y demonios de las culturas indígena y española, pero también de sus ingenios y sensibilidades. La influencia de la vida ritual española se consolidó a través de la religión, al instituirse todas las fiestas propias del catolicismo. En cuanto al culto a los muertos, se establecieron los días de Todos Santos y Fieles Difuntos.
En la época colonial, del lado del pueblo las celebraciones seguían mezclando una buena dosis de tradición y creencias indígenas con elementos del catolicismo, lo que desembocaba en prácticas rituales y ceremonias poco ortodoxas que se percibían más bien como alegres fiestas u ocasiones de relajamiento.
Al ocurrir la conquista el país, la religión católica cambió totalmente el concepto sobre la muerte. Se le empezó a ver como algo temible pensando en las penas del Purgatorio y del Infierno, con la esperanza para muchos de la felicidad y del descanso eterno. Se le dio la imagen a la muerte de un esqueleto con guadaña. Se le empezó a rendir culto a las ánimas del purgatorio, Fue en el siglo XVII cuando se trató de quitarle lo terrorífico para darle un aspecto de amabilidad, viéndolas sin miedo y con fe.
Desde el siglo XVI se han redactado numerosas oraciones y plegarias, unas imponentes y otras con esperanza, dedicadas a la muerte.En la época del barroco y churrigueresco mexicanos el tema de la muerte reaparece con mayor ímpetu.
Del lado del pueblo las celebraciones seguían mezclando una buena dosis de la tradición y creencias indígenas con elementos del catolicismo, lo que desembocaba en prácticas rituales y ceremonias poco ortodoxas que se percibían más bien como alegres fiestas u ocasiones de relajamiento.
Explicación:
;-; jamas pensé que esta linea de tiempo fuera tan larga en fin xd espero te ayude (quería poner una imagen pero no encontré :,v perdón) esta es la primera parte
Durante el Porfiriato las costumbres fúnebres persistieron; el pueblo compartía el pan con los muertos, iluminando los caminos de altares y tumbas; la gente ‘’bien’’, imbuida de las formas de comportamiento modernas importadas de Europa, se alejó del espiritualismo de indios y españoles, dando un carácter banal a esta fecha. Era costumbre entre las adineradas, o al menos con tales pretensiones, la de estrenar ropa en estos días.
Debe señalarse que la costumbre de vestir de negro como señal de luto es de origen europeo, pues de esto no hay registro en las tumbas prehispánicas. La manera actual de expresión de luto a través de la conquista española, a pesar de que ha variado con el paso del tiempo. Durante el Siglo XVII europeo, particularmente en Francia, el negro combinado con el blanco todavía se utilizaba como luto, aunque también se asociaba con elegancia, probidad moral e intelectualidad.
La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. Tras el porfiriato y el sufrimiento del campesino la revolución se muestra desafiante: “si me han de matar mañana, que me maten de una vez”. La muerte mexicana es estéril, no engendra como la de los aztecas o cristianos.