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Respuesta: Desde los albores de la humanidad, a partir de las comunidades nómadas, pasando posteriormente a establecerse como comunidades sedentarias en el Neolítico, los seres humanos procuraban instalarse en las cercanías de las aguas, a lo largo de las laderas de ríos y mares. De hecho, muchas de las metrópolis importantes del mundo crecieron a lo largo de las orillas de ríos o mares, como es el caso de Londres, París, Barcelona, Nueva York, Calcuta, Shanghai y muchas otras ciudades.
La importancia del agua como medio de transporte y como recurso económico, muestran que las aguas continentales fueron decisivas en la determinación de la organización espacial y la distribución de los asentamientos humanos. En la actualidad, aproximadamente el 3% de la superficie terrestre está ocupado por zonas urbanas que se concentran principalmente a lo largo de las costas y vías navegables de los continentes.
Muchas de las metrópolis importantes del mundo crecieron a lo largo de las orillas de ríos o mares, como Londres, París, Barcelona, Nueva York, Calcuta o Shanghai
Las civilizaciones más avanzadas de la antigüedad, florecieron en las llanuras de los grandes ríos: Amarillo (en China), Tigris y Éufrates (en la antigua Mesopotamia, actualmente Irak,) Nilo (Egipto) e Indo (en Pakistán). En estas sociedades el agua era abundante y ampliamente utilizada en la agricultura, el sector más significativo para el desarrollo económico. Sin embargo, no todos los asentamientos humanos se desarrollaron en zonas que contaban con elevados recursos hídricos. Varias fueron las civilizaciones que crecieron en lugares sin cursos de agua abundantes, en zonas áridas o semiáridas: como es el caso de Irán, quien tuvo que crear mecanismos para la obtención de agua, donde la construcción de qanats, diseñado e implantado en el siglo V a. C. permite la extracción de aguas subterráneas, a través de un sofisticado sistema de galerías subterráneas para las actividades agrícolas y para uso doméstico. En la actualidad, todavía existen aproximadamente 22 mil qanats, de los cuales, muchos de ellos se siguen utilizando. Este sistema de captación de agua de qanats, se extendió rápidamente a través de la India, Arabia, Egipto, África del Norte, Estados Unidos y España1.
Otros hechos más antiguos apuntan a la existencia de pozos excavados en Mesopotamia, 8000 años a. C., donde los sumerios desviaban el curso de los ríos y construían embalses con canales de drenaje y sistemas de distribución de agua para riego agrícola. En fin, que el uso y control del agua se remontan hace más de 20.000 años.
Así pues, el hombre a lo largo de la historia ha intentado evitar y hacer frente a las dificultades ambientales, como las sequías e inundaciones, y al inexorable crecimiento de la población, adoptando medidas para controlar o dominar el agua, captándola tanto a nivel subterráneo (en pozos y minas) como a nivel superficial (en Lagos, ríos y embalses). En este sentido cabe señalar, que la primera presa conocida, El-Kafara, situada cerca de El Cairo, se construyó hace ya unos 4800 años.
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