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Respuesta:
Lucas 2:25-32
La Palabra de Dios
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones." Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel."
Lucas 2:25-32
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
Todo su vida había esperado Simeón, sin saber qué era. Mientras tanto, Dios estaba programando la Encarnación. En esta escena, Simeón ve la plenitud de todas sus esperanzas.
¿Qué hay de mis deseos y esperanzas? ¿Qué es lo que yo espero, en la profundidad de mi alma?
¿Cómo habla a mi esperanza, la imagen del Niño Jesús en brazos de su madre?
¿Puedo unirme a Simeón en su salmo? ¿Qué deseo decirle a Dios?
Explicación:
espero ayudarte porfa coronita