Clases sociales, economía, sectores populares y movimientos indígenas Después de los sesenta
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Uno de los valores profundos que los pueblos indígenas ostenta hasta el día de hoy, sin duda alguna, es su capacidad de resistencia frente a las adversidades de la colonia europea: ante la explotación económica, la opresión política, el estado de exclusión y discriminación social. Perviven valores, conocimientos, sabidurías, pero sobre todo, aún están vigentes instituciones culturales, económicas y políticas propias, a pesar de todas las adversidades.
Son estos los presupuestos y el contenido que fluyen al interior de los pueblos y comunidades indígenas y principalmente las que determinan las luchas, las propuestas y los logros del movimiento indígena contemporáneo. Si describimos estas instituciones que son diversas y que han permitido la organización, relaciones sociales, la espiritualidad indígena y las relaciones con la madre naturaleza, decimos que son entre otras: el AYLLU (familia), AYLLU LLAKTA (comuna), MINKA (trabajo colectivo), RIMANAKUY (práctica del diálogo), YUYARINAKUY (acuerdos), PACHA MAMA (naturaleza), son los referentes de vida de las comunidades, y por tanto de lucha por su mantenimiento y perfeccionamiento en la época contemporánea.
Si bien estas instituciones fueron los soportes en la construcción de las sociedades de los pueblos indígenas, también son postulados en la propuesta indígena hacia cambios profundos de la sociedad, en procura de construir un Estado con verdadera identidad nacional. Pero el proceso del movimiento indígena, ha sido capaz de percibir en sus propuestas otra dimensión compleja, desde la experiencias de convivencia con la sociedad dominante, que es la de asumir una posición como conciencia y lucha clase. Pues, desde esta perspectiva, desde esta conciencia social, se ha instrumentado un conjunto de herramientas de lucha, hacia la superación de los complejos problemas de la sociedad en su conjunto, como es la concepción del Estado, sus estructuras, el sistema político, la restringida situación de la democracia, la inequidad, injusticia, etc.
Son alguno de los temas que podemos señalarlos como referentes de lucha, durante el proceso de desarrollo organizativo del movimiento indígena. Desde esta visión y experiencias, nuestras organizaciones establecen dos dimensiones importantes en su estrategia de lucha y que constituyen dos líneas fundamentales de acción:
Una línea de acción que se identifica en el marco de la dimensión histórico-cultural (étnica), cuyo significado se expresa en la lucha por las demandas de reivindicación indígenas y de soluciones inmediatas, que necesariamente será el contenido fundamental de una agenda de planteamientos de carácter endógeno de los pueblos y comunidades indígenas. Es decir que, las luchas en esta dirección son en sí generadas desde los intereses de las nacionalidades y pueblos, que son derechos legítimos e históricos que no han sido ejercidos desde el reconocimiento del Estado y la sociedad dominante, sin embargo, nacen estas demandas desde el interior de dichos sectores. Para algunos tratadistas, esta dimensión es vista como un fenómeno de carácter exclusivamente étnico, antropológico, donde se esgrime y se principaliza un enfoque etnocentrista o el indigenismo excluyente.