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Respuesta:
por que el pueblo puede hablar de sus derechos ya que tiene leyes que el estado debe cumplir acerca de su Salud
Explicación:
espero te sirva
Hay muchas cosas que se le imponen a los niños, que también nos impusieron a nosotros y que, aunque son perfectamente arbitrarias, son necesarias. Hay normas que son comunes a todos porque son prerrequisitos para podernos entender. Con respecto a ellas no podemos tomarnos la libertad de aceptarlas o no, como ocurre por ejemplo con la sintaxis. Si digo "ayer iré aquí", aunque hablé muy libremente, no dije nada, por que la sintaxis me obliga a usar la coherencia; puedo decir: "mañana vendré aquí" o "ayer fui allá", pero debo escoger una coherencia normativa. El léxico es impuesto y arbitrario. El niño preguntará "¿ por qué se llama un vaso así?" y uno puede explicarle que puede llamarse de otras mil formas, pero es necesario que se llame de algún modo si queremos entendernos. Nos imponen un nombre, pero sería peor que no nos pusieran ninguno y nos permitieran su escogencia en la juventud. Prescindir del nombre sería la preparación de un esquizofrénico, porque la construcción de la identidad misma nos lo impone por identificación y por oposición con los demás.-
Platón encontró que había cosas efectivamente indiscutibles, como por ejemplo, la teoría de la contradicción, piedra angular de la lógica. Al final de El Sofista, dice así: "Dos proposiciones contradictorias sobre el mismo objeto, al mismo tiempo, desde el mismo punto de vista y en las mismas relaciones, no pueden ser ambas verdaderas". Esa es la primera proposición que Platón consideró innegable . Al hablar de objetos distintos, podemos decir cosas contradictorias, verdaderas ambas, porque estamos hablando de cosas distintas. En casos simples, esto es evidente. En casos complejos no lo es tanto, y hay que saber si se trata realmente del mismo objeto. En una polémica entre un marxista y un liberal, por ejemplo, ambos son partidarios de la libertad. Sin embargo continuamente formulan proposiciones contradictorias porque no están hablando del mismo objeto y le dan el mismo nombre a concepciones distintas. El marxista llama libertad a un desarrollo de las posibilidades humanas basado en una determinada organización económica que permitiría a todos cierta igualdad y ciertas condiciones de vida. El liberal llama libertad a la libertad de expresión, a la libertad de prensa . Este tipo de diferencias es posible que resulten, al final, menos incompatibles de lo que hoy se cree.
Un problema de primera importancia es la racionalidad en la educación. El discurso del maestro no debe ser dogmático. Cualquier discurso puede serlo independientemente del tema. No es necesario que sea la religión. Si al enseñar las leyes de la multiplicación y exponer que menos por más da menos, el alumno pregunta "¿por qué?" y no sabemos que responderle, estamos haciendo una enseñanza dogmática.
Somos dogmáticos cuando no hacemos el esfuerzo por demostrar. La demostración es una gran exigencia de la democracia porque implica la igualdad: se le demuestra a un igual; a un inferior se le intimida, se le ordena, se le impone; a un superior se le suplica, se le seduce o se le obedece. La demostración es una lección práctica de tratar a los hombres como nuestros iguales desde la infancia.
El niño necesita, por una parte, que su espontaneidad se exprese sin temor y , por otra, que le pongan tareas en las cuales pueda fallar. Cierta educación libertaria puede tender a convertir la educación en un "dejar de hacer", por ejemplo, cuando se propone a los niños "pinten lo que quieran y como lo quieran". Eso está bien en un primer momento. Pero no insistamos en que todo lo que hacen es sensacional, muy expresivo y muy bello. Aprender a fracasar es algo importantísimo en la vida. Una enseñanza que no enseña a fracasar - dice Freud - es como "mandar a alguien en una expedición al polo norte con un mapa de los lagos italianos". Si no se tiene la oportunidad de fracasar, tampoco se tendrá la oportunidad de triunfar, de vencer una dificultad y sentir satisfacción por ello. Es importante que dejemos actuar a los niños con espontaneidad, pero debemos decirles también, con toda franqueza, si lo que han hecho les quedó bien o no, para que puedan tener la alegría de que triunfaron sobre sus dificultades. En la educación es importante adquirir el amor a vencer las dificultades reales. Aquel que lo logra está más lejos que nadie de la tentación de la droga, porque no hay píldora alguna de la victoria que sustituya la felicidad de haber vencido con trabajo, una dificultad. Quien ama ese tipo de felicidad no la buscará en el consumo ni en el dinero como en un dios que lo permite.
ESPERO Y TE SIRVA