• Asignatura: Castellano
  • Autor: km509369
  • hace 5 años

di 2 ejemplos o comportamientos de la vida real que se asemejen a la
situación planteada en el mito de narciso.

El Mito De NARCISO

Narciso, antes de ser un personaje de la mitología griega era simplemente un tipo
guapo, no hay que negarlo; tenía carita de Príncipe de cuento, usaba el cabello
largo o corto según la ocasión, vestía con arte y se maquillaba sólo con artificios
naturales, absolutamente naturales.
Un día de verano, Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie
cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso
se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de
comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues
cuando se acercaba la imagen desaparecía.
Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, hasta tal punto que la propia
Eco se entristeció al imitar sus lamentos.
El joven murió con el corazón roto Incluso en el reino de los muertos siguió
hechizado por su propia imagen, a la que miraba en las negras aguas de la
laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término “narcisismo” para definir la
excesiva consideración de uno mismo.

Respuestas

Respuesta dada por: lema8240
2

Respuesta:

Óleo en lienzo atribuido en 1913 a Caravaggio

En la mitología griega, Narciso (en griego, Νάρκισσος) era un joven con una apariencia bella, hermosa y llamativa. Todas las mujeres y hombres quedaban enamorados de él, pero este les rechazaba. Entre los jóvenes heridos por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello esta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeras. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!».[1] Después de responder, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz.

Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

Versión grecolatina

Versión romana

Véase también

Referencias

Bibliografía

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