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- En esta parábola no hay espacio para la complacencia. El teólogo suizo protestante, Karl Barth, lo resume: “ en último término, todo se reduce al hecho de que la invitación es para una fiesta, y el que no obedece y viene preparado, esto es, festivamente, declina y rechaza la invitación igual que aquellos que no la aceptan y no asisten.”
- Todos/as estamos invitados/as al banquete de Dios. Sin embargo, hay quienes no aceptan la invitación. Otros incluso atacan a los mensajeros que traen la invitación. Oremos por todos los mensajeros de Dios, cualquiera sea su denominación.
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