Respuestas
Resolver este problema implica intervenir en la práctica escolar y hasta en el contexto familiar, por ejemplo, donde puede entenderse mejor el comportamiento de los niños y adolescentes en función de los problemas específicos de cada familia. Los investigadores hicieron hincapié en que es preciso entrevistar a los padres no sólo de acosador y víctima, sino de los espectadores: estos deben aprender que reportar el acoso no los convierte en acusadores, sino en protectores de su compañero agredido. Desarrollar la confianza, la sensibilidad y la empatía de los protagonistas del acoso es central para convertirlos en agentes activos de su entorno, primero en el colegio y luego en la sociedad cuando sean adultos. Este desarrollo se logra con iniciativas como el Programa de Inteligencia Emocional para la Convivencia Escolar (PIECE), enfocado en que los alumnos conozcan sus propias emociones (miedo, enfado, etcétera) y aprendan a gestionarlas adecuadamente mediante una serie de actividades y de debates en clase.