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Respuesta:
La poca actividad física o sedentarismo, la nutrición inadecuada caracterizada por ingesta excesiva de alimentos como grasas y azucares, patrones de sueños alterados, abuso de alcohol, tabaco y drogas ilegales, generan una mayor probabilidad de desarrollar diversas enfermedades degenerativas como: diabetes
No planificar
Un error común y muy señalado, pero que igualmente se sigue cometiendo. No se planifican ni las comidas ni la compra. Como resultado se llena la cesta del súper de caprichos nada nutritivos y en el hogar es lo que termina por comerse. No planificar las comidas generalmente trae como consecuencia el consumo de aquello que es más inmediato, alimentos procesados poco saludables.
Comprar productos de bajo valor nutricional para darse “un capricho, un día”
Un clásico de los errores que impiden desarrollar hábitos saludables de alimentación: comprar productos sin valor nutricional como premio o como parte de un día de relajación.
El problema es que esos días se multiplican peligrosamente y además, seguimos asociando la comida de baja calidad al placer. Una conexión que es necesario romper.
Usar excesivamente edulcorantes naturales por considerarlos más saludables
Sustituir el azúcar tradicional por otros edulcorantes que hoy inundan el mercado no es la alternativa inteligente. Varios estudios están alertando de su vínculo con la diabetes y la obesidad. Aprender a disfrutar de otros sabores y de los alimentos menos dulces es algo al alcance de todos.
Añadir sal a alimentos que no lo necesitan
La mayoría de los productos procesados ya vienen con sal incorporada (excesivamente, dicho sea de paso), con lo cual los platos que lleven estos productos seguramente no requieran de más sal. Igualmente se añade a estas y otras recetas de forma casi automática, simplemente se asume que llevan cierta cantidad de sal porque sí, porque es lo que hemos aprendido. Probar las comidas para decidir si en verdad llevan sal es una opción saludable.
Ir a servicios de restauración donde el valor está en el tamaño de la porción
Mayor cantidad muchas veces significa una relación inversa con la calidad. Las hamburguesas, perros calientes y alitas de pollo pueden venderse a precios muy bajos y en grandes cantidades porque la materia prima también es barata y de calidad cuestionable. Por la misma cantidad de dinero posiblemente podamos disfrutar de una comida mucho más nutritiva y deliciosa en lugares donde sirven porciones adecuadas a nuestra salud.
No llevar la botella de agua
No hidratarse adecuadamente es común en la población. Muchas personas llegan a expresar que es porque olvidan tomar agua. Una forma muy sencilla de tener presente la importancia de tomar líquidos es llevar la botella de agua con nosotros. Y que la botella sea reutilizable, claro está.
Saltar comidas
A pesar de que desde hace mucho el campo de la dietética desterró la idea de saltar comidas como forma de alcanzar algún objetivo nutricional, muchas personas siguen cometiendo ese error. Pasar muchas horas sin ingerir alimentos se traduce en alteraciones metabólicas y en el aumento del riesgo de atracón. La mejor opción es realizar de 5 a 6 comidas equilibradas durante el día.
Pensar que ir al gimnasio justifica comer de todo
La frase “yo como de todo porque voy al gimnasio” se esgrime como justificante para comer alimentos que en muchos casos solo aportan calorías excesivas. Un error que pasa por alto las más básicas relaciones de alimentación y salud. Nuestra dieta no solo define nuestro peso, sino además nuestro bienestar general. Quemar calorías no eliminará todos los otros problemas que genera la ingestión de alimentos procesados de bajo valor nutricional. Comamos en clave de salud.
Explicación:
nwn lo que también puede ser las comidas que nos preparan nuestras madres la mia por ejemplo casi siempre sus comidas tienen grasa