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"Razones para exportar hay muchas, entre ellas aprovechar ventajas comparativas y las oportunidades de mercados ampliados a través de acuerdos preferenciales, la necesidad de involucrarse en el mercado mundial por la globalización de la economía y buscar mayor rentabilidad en los mercados internacionales. Pero hay una de fondo: se exporta para poder importar. Y aunque suene tautológico, el país que no genere las divisas para poder comprar afuera sencillamente no va a tener con qué pagar sus importaciones esenciales, sean de materias primas, bienes de consumo, como la comida, las tablets y los automóviles, o bienes de capital, como las turbinas para generar electricidad.
Y si bien exportar es una meta ineludible, aumentar a corto plazo la oferta exportadora colombiana no va a ser fácil, en buena parte porque seguimos teniendo una infraestructura deplorable. A manera de ejemplo, Buenaventura, que en su día llegó a manejar cerca del 65% del comercio del país, está convirtiéndose en un puerto de segunda categoría por dos razones: la primera es que inexplicablemente seguimos sin tener vías de primer nivel para llegar al puerto y que estamos al borde de celebrar el centenario de no tener un túnel en La Línea, obra esencial para conectar el centro del país con el occidente. La segunda razón es que los puertos de Guayaquil y Panamá, debajo de nuestras narices, nos han quitado gran parte del tráfico marítimo, relegando a Buenaventura a casi un fondeadero de cabotaje.
Pero mientras que se aumentan paulatinamente las exportaciones, existe la alternativa a corto y mediano plazo de reemplazar importaciones. Según estimaciones del Ministerio de Agricultura, el país tiene la capacidad de sustituir el 70 % de importaciones de maíz y soya en los próximos años.
De lograrse, equivale a dejar de importar siete de los 10 millones de toneladas de granos que importamos, cifra que se puede duplicar en los próximos ocho años. Puesto de otra forma: si hoy gastamos más de 2.000 millones de dólares en importar granos, en ocho años la cifra va a ser 4.000 millones de dólares. ¿Y por qué no estamos produciendo los granos que consumimos si es posible reemplazar el 70% de ellos a precios competitivos? La respuesta la da el ministro de Hacienda en reciente entrevista en la revista Bocas, cuando le preguntan a qué proyectos o planes le ha dolido en el alma decir no. Carrasquilla contesta: “¡Cómo me gustaría financiar una carretera de Villavicencio al Vichada! Para mover esa producción agropecuaria que es el futuro del país”. Lo que este columnista, teniendo enorme admiración por el gobierno de Duque y por Alberto Carrasquilla, no entiende es que pudiendo el país ahorrar en los próximos ocho años 16.800 millones de dólares en importaciones de grano (el 70% de los 24.000 millones que estaremos gastando en importaciones y que se puede producir localmente), ¿no será el Gobierno capaz de conseguir los 1.000 a 1.400 millones de dólares que cuesta pavimentar los 658 kilómetros de carretera de Puerto Gaitán en el Meta a Puerto Carreño en Vichada, vía que incorporaría entre cuatro a cinco millones de hectáreas productivas al país?" Mauricio Botero Caicedo