Respuestas
La burguesía agraria terrateniente es aquella fracción de clase (dentro de la burguesía, los dueños de los medios de producción) que toma como objeto principal de su actividad (la producción de materias primas) a la tierra, a partir de la inversión de capital (maquinaria, insumos, salarios, etc.). Esta condición de propiedad es exclusiva frente a quienes no son dueños de la tierra ni del capital y le permite subordinar a la clase opuesta, el proletariado, a la que explota apropiándose de aquella parte del trabajo que no le es remunerado, plusvalía.
Particularidades
Definir burguesía agraria presupone, primero, reconocer que las clases sociales existen y ordenan la vida social y, después, que ellas se ordenan a partir de criterios objetivos. Este texto los encuentra anclados en su relación con los medios de producción, es decir, con aquellos objetos que permiten reproducir la vida (individual y social) y que resultan mediadores de relaciones sociales. Así, como lo mencionamos recientemente en la definición, la burguesía es aquella clase social cuya relación con los medios de producción es la propiedad, y es ésta la que le permite subordinar a la clase opuesta, el proletariado, a la que explota, es decir, extrae trabajo excedente mediante la coacción económica.
Por otra parte, lo que el adjetivo “agraria” especifica es a una fracción de esa clase. Las clases se dividen en fracciones y capas, al menos, en su despliegue analítico-heurístico (en la vida real la situación suele ser, como corresponde, más confusa y rica). Las fracciones de clase se corresponden según la porción específica del capital que reproducen y las reproduce, en el entendimiento de que cada una de ellas posee no solo una particularidad distintiva, sino un interés peculiar atado a su propia naturaleza, que, de algún modo, las obliga a un comportamiento distinguible. Por dar un ejemplo, la fracción “financiera” se ancla en la circulación del dinero y por ello exhibiría una dinámica normalmente cortoplacista y se opondría al conjunto de la producción como perceptora de una porción del excedente social como capital “improductivo” y, en algunas perspectivas, “parasitario”. La burguesía agraria, entonces, se define por ser una fracción de la burguesía, que se apropia de plusvalía mediante la explotación del trabajo asalariado en el ámbito de la producción no industrial.
Esa definición negativa (lo que el agro no es) está fundada en las peculiaridades del mundo agrario, que cubre un vasto espacio difuso que suele demarcarse como aquello opuesto a “lo industrial”, pero es indudablemente limitada. Lo que suele usarse para diferenciar ambos espacios es que uno se encontraría sometido al dominio de la naturaleza y de la propiedad terrateniente y el otro no. En cierto sentido, esta diferencial es real, pero no por calidad sino por cantidad. Todo capital está sometido a la propiedad “terrateniente”, es decir, a la imposición de la renta, porque el conjunto del planeta es objeto de apropiación privada. Y todo capital está sometido a la naturaleza, puesto que no puede operar sino con ella misma como su objeto que, como todo objeto, no puede ser pasivo, no poner límites. Sin embargo, la magnitud en que entra en juego la naturaleza en la producción agraria (en tanto ritmo biológico, estacionalidad, cualidad del soporte del capital objeto de la producción, etc.) y, por lo tanto, el peso la renta como imposición de la propiedad terrateniente (dado que la producción se extiende sobre el mismo cuerpo del objeto en cuestión), no tiene igual