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Existe una coevolución denominada mutualismo entre los animales frugívoros y las frutas de las que se alimentan, las plantas se benefician de la dispersión de sus semillas por medio de la endozoocoria, es decir, el transporte de estas semillas en el tracto digestivo del animal, que luego son expulsadas en las heces o en egragópilas, en este último caso hace referencia a los restos de los alimentos que no están totalmente digeridos y son regurgitados.
Las plantas han evolucionado para producir frutas carnosas y dulces que atraigan a los estos animales, principalmente por sus nutrientes y por ser fuente de energía; por otro lado, las plantas también tienen mecanismos para evitar animales oportunistas (que no pueden dispersar sus semillas) produciendo venenos y malos sabores.
Esta coevolución ha sido muy importante para los ecosistemas, debido a la dispersión de las semillas que pueden poblar nuevos ecosistemas lejanos a su lugar de origen, ya existen estudios que relacionan la disminución de las poblaciones de ciertas especies frugívoras con la disminución de poblaciones de plantas específicas de su dieta.
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