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sra. Directora, Maestros, personal de administrativo y servicio, padres, alumnos...
En este día tan especial para los maestros quisiera contarles una pequeña historia que transcurre en una ciudad x de un país x y que tal vez refleja, de cierto modo, las vivencias de todos los maestros de nuestro país, y por que no del mundo. La historia comienza así...
La señorita X (equis) se preparaba para una nueva jornada laboral. Inspiró y espiró unas 30 veces, giró su cabeza hacia un lado y el otro para relajar su cuello, llevó los codos flexionados hacia atrás y adelante, hizo abdominales mentales, elongó sus neuronas todo lo que pudo, simuló una sesión de boxeo en la que Sarmiento era su sparring y ella, lejos de ser una Millon Dollar Baby (como la película de Clint Eastwood) era una Unos pocos pesos Baby. Y siguió caminando hacia su destino. La entrada al aula siempre le producía una sensación especial. Una mezcla de cariño natural, miedo conceptual, ansiedad actitudinal, verdadera ensalada mixta de sentimientos.
"Pensar que cuando yo era chica -se dijo- la maestra nos hacía memorizar las tablas de multiplicar, y era un orgullo decirlas bien ante toda la clase. Hoy, si un alumno sabe cuánto es siete por nueve, los demás lo miran asombrados, y siguen buscando el resultado en Internet para ver si es cierto".
Antes había otro nivel de exigencia, siguió diciéndose la señorita X (equis), y se acordó de aquellas lejanas "Composición tema: La vaca", que año a año engalanaban sus cuadernos de clase (primero las escribía en borrador), ilustradas con esa vaquita recortada de una revista infantil, con fondo de pasto y cielo hecho por sus propias manos, y sus propias pinturitas verde claro y celeste.
¿Y si les pedía a los chicos una composición sobre el tema? ¿Por qué no? ¿Acaso tendría que recibir a un padre enojado por haber obligado a su pequeño crío a escribir sobre algo que no fuera cibernético? ¡Ella sería capaz de bancárselo! Así que entró y dijo:
-Buen día, chicos,...
Hoy como todos los años festejamos un dìa especial,en el que el docente es agasajado.Tambièn recordamos a Domingo Faustino Sarmiento,el primer maestro argentino.
Para ser maestro hay que tener capacidades muy importantes que no pueden sustituirse: amar a los niños,pensar que educar exige un gran compromiso,respeto por la naturaleza y el orgullo de ser argentino; caracterìsticas que tambièn tuvo Sarmiento.
Fomentar en nuestros niños la responsabilidad de ser buen ciudadano es una meta de la docencia.Ser docente es un gozo que se lleva impreso en el alma,es un modo de vida que engrandece a todos y a cada uno que eligen esta labor.
Ser maestro es un arte,una profesiòn y una vocaciòn.
Un arte porque cada niño necesita una variaciòn,un ajuste y una atenciòn personal que exige sensibilidad y originalidad.
Una profesiòn porque debe saber quienes son nuestros hijos y como se desarrollan,ademàs de lectoescritura,matemàtica,ciencias,etc.Debe tener una clara visiòn del mundo.
Pero,mas allà de esto,tiene que tener la vocaciòn necesariapara visualizar que su trabajo es contribuir a la formaciòn de una personita que debe enfrentar sus propios retos y temores,que llega a la escuela con su alma,cuerpo y espìritu dispuesto a ser lo mejor.
A tì maestro...Gracias por formar parte de la vida de cada uno de nuestro hijos.