diez oraciones con el cuento del principe feliz oraciones largas porfis
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¿Estará lloviendo? - se preguntó la golondrina, y le cayó otra gota. Segura de que llovía decidió buscar mejor sitio para dormir. Pero antes de que pudiese abrir sus alas, la golondrina vio algo asombroso: a la estatua del príncipe feliz le brotaban lágrimas de los ojos. Eran las gotas que la habían mojado
- ¡Qué extraño! Con todo el frío que hace, siento un calorcillo que me crece en el pecho. - Te sientes así - comentó el príncipe - porque has obrado bien. Toma ahora mi otro ojo y entrégaselo a aquella niña que busca pan para la familia y no lo encuentra. - Pero no podrás ver - dijo la golondrina - - No me importa. Lo que más deseo es que esa niña y su familia puedan tener la comida que necesitan.
¿Por qué lloras? - le preguntó la golondrina intrigada. - Lloro porque, cuando estaba vivo, tenía un corazón como el tuyo y me pasaba las horas jugando en los jardines de mi palacio. Todo me alegraba y por eso me llamaban príncipe feliz. Pero, desde que me han puesto en este lugar tan alto, puedo contemplar a todas las personas tristes del pueblo y, aunque ahora tengo un corazón de plomo, la tristeza de los demás me hacen llorar.
Y el día en que Dios dijo a uno de sus ángeles "tráeme las dos cosas más hermosas de ese pueblo", el ángel llevó ante él a la buena golondrina y el corazón de plomo de la estatua del príncipe feliz, que habían sido tirados por la gente importante de la ciudad.