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La Unión Europea como causa y solución del conflicto ucraniano. Hace sólo unos meses el club comunitario allanaba el terreno para la firma de un Tratado comercial con el país vecino que supondría un estímulo de miles de millones de euros en las economías de ambos bloques. Hoy Bruselas ha aparcado temporalmente sus aspiraciones a sellar este acuerdo e incluso amenaza con dar un paso atrás imponiendo sanciones económicas a Kiev si su presidente, Viktor Yanukovich, no toma medidas para poner fin a la violencia policial contra los manifestantes.
Las multas económicas se presentan sólo como última alternativa y de momento en las capitales europeas -responsables en última instancia de activar el mecanismo sancionador- siguen optando por el diálogo. A partir de hoy comienza una intensa semana de trabajo diplomático que incluirá la visita a Kiev del comisario de Ampliación y Política de Vecindad, Stefan Fülle, y de la Alta Representante, Catherine Ashton, que se ha fijado como objetivo mediar entre el Gobierno y la oposición. También el Parlamento Europeo enviará una delegación a la capital ucraniana para tratar de resolver el conflicto.
Este esfuerzo no es por casualidad. La UE tiene una enorme responsabilidad sobre los acontecimientos que están teniendo lugar en Ucrania puesto que, al fin y al cabo, los disturbios y las represiones tiene como origen el intento de acercamiento de la ex república soviética a Europa, algo que no ha gustado nada a Rusia, que sigue manteniendo una enorme influencia política y económica sobre el país. Una fuente diplomática contaba un día en Bruselas cómo Moscú ha tratado de impedir que el bloque comunitario intime demasiado con Ucrania: "Para vosotros es una cuestión de política exterior, para nosotros es de política interior", advirtió.
Preocupación internacional
En Bruselas esperan que el Gobierno de Yanukovich acabe cediendo ante la fuerte presión popular y las amenazas externas, sin que sea necesario "examinar las relaciones" actuales, tal y como ha advertido el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Tampoco en Berlín apuestan, al menos de momento, por imponer sanciones económicas pese a que la canciller de Angela Merkel ha admitido estar "extremadamente preocupada e impactada" por los episodios de violencia que se viven en las gélidas calles del país.
El año pasado Ucrania importó productos y servicios procedentes de la Unión Europea por valor de 23.800 millones de euros, mientras que el comercio en el sentido contrario rozó los 15.000 millones. La relación comercial es lo suficientemente importante para Kiev como para tener en cuenta las advertencias de la UE. También Estados Unidos ha decidido intervenir con la retirada de visados a varios ucranianos relacionados con la violencia y ha amenazado con imponer sanciones si el Gobierno sigue reprimiendo con dureza las reivindicaciones "legítimas" de la sociedad.
Si esta estrategia surte efecto, el siguiente paso que promoverá Bruselas será la celebración de unas elecciones democráticas que den lugar a un nuevo gobierno con el que retomar las negociaciones para firmar el acuerdo comercial. La semana próxima se celebra la cumbre UE-Rusia en la que los líderes comunitarios intentarán convencer a Moscú de que esta alianza es compatible con las relaciones económicas que mantienen ambos países. Rusia, sin embargo, sigue oponiéndose a un 'reparto' de influencias sobre su protegida Kiev.
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