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El gato y los ratones
Adaptación de la fábula de Félix de Samaniego (español 1745 – 1801
Me contaron que había una vez un gato que, enterado que en un viejo caserón de la vecindad abundaban los ratones, se trasladó a él, pensando en darse un gran banquete con esos animalitos. Efectivamente, uno por uno se los iba comiendo, y los ratones, atemorizados, cada vez se iban internando más y más en sus ratoneras y no se animaban a salir ni para tomar un poco de aire fresco.
El gato viendo que no podía seguir dándoles caza a los ratones, pensó tenderles una trampa para que aparecieran. Entonces, subiéndose a una viga de madera que cruzaba el alto techo del caserón, se colgó de ella, haciéndose el muerto.
Luego sucedió que uno de los infelices roedores, al no oir ningún ruido, asomó su cabeza y, viéndolo colgado al pérfido felino, le dijo:
- ¡Oye, mi buen amigo, aunque fueras tú un rico queso, y aún si yo no pudiera más de hambre, por nada del mundo me acercaría a ti! Aquí en mi guardia estoy más seguro, ¿no te parece?