Respuestas
Respuesta:
espero te sirva
Explicación:
PRESENTACIÓN
La evaluación de las políticas públicas es desde hace años una preocupación
central de los gobiernos de los países industrializados. La mayor diferencia frente a
otras técnicas de mejora gerencial, enfocadas, prioritariamente, al control económico
y al cumplimiento normativo, es que la evaluación, en el actual contexto político,
aparece ligada a aspectos sociales y de transparencia democrática, en estrecha
relación con la publicidad de sus informes y la participación plural de los actores
que entran en juego.
En un mundo en perpetuo cambio, los poderes públicos necesitan aprehender los
problemas complejos, difusos y contradictorios que tratan de resolver sus políticas.
Esta cuestión exige lógicas comprehensivas frente a los análisis atomizados y
descontextualizados de los controles administrativos tradicionales. Esa búsqueda de
un mayor sentido holístico, traducida en una lógica más integral, es la aspiración de
la evaluación.
La evaluación no es sólo una comprobación de conformidad de la acción pública,
sino que expresa un juicio de valor sobre el éxito de los resultados y los impactos –
deseados o no- de las políticas públicas y ese juicio de valor se debe extraer con el
mayor rigor y garantías, de ahí la exigencia de una sólida metodología.
Desde hace años, las administraciones disponen de numerosas guías de
evaluación, referidas a diferentes sectores, sin embargo, cada institución tiene sus
propios enfoques en relación a sus cometidos y eso lleva a particularizar sus
herramientas aprovechando un núcleo común. Además, se han producido grandes
cambios en el campo de la evaluación que reclaman nuevos instrumentos y
aproximaciones, con una demanda cada vez más insistente, en la necesidad de
instrumentos para la evaluación en el nivel estratégico de las políticas públicas. Y en
este sentido se debe entender la aportación de AEVAL.
Este documento examina los fundamentos básicos de la evaluación de políticas
públicas en el panorama actual para reflexionar sobre los nuevos retos.
La evaluación revela, actualmente, un campo complejo, con innumerables
prácticas muy heterogéneas y con enfoques y finalidades diferentes. Presenta un
desarrollo desigual en los distintos países y sigue mostrando ciertas tensiones entre
el peso de sus componentes académicos y la lógica de las intervenciones públicas.
En cualquier caso, tanto los Estados como las comunidades científicas reconocen,
cada vez más, la necesidad de evaluar el funcionamiento y resultado de las
instituciones y sus políticas para elevar sustancialmente la productividad y
modernizar procesos específicos del sector público.
A simple vista, tres grandes sectores dominan la industria de la evaluación y
marcan muchas de sus reglas: el sector de ayuda al desarrollo, en los organismos
internacionales, el de los Fondos Europeos, en la UE, y el de la evaluación interna de