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Manifestaciones como el son jarocho, la marimba chiapaneca, las jaranas y las fiestas de carnaval con sus tambores y danzas festivas, son muestras vivas de la vasta herencia cultural de la negritud de los mexicanos, destaca un comunicado de Gaceta UNAM. También se cuenta que los afroamericanos, al mezclar jazz y su versión de Beb Bop, generaron la rumba afrocubana conocida como “afrocuban jazz”, incluso la salsa, género que surge de otras creaciones como Mozcambique, comparsa, guaguancó.
En diferentes frentes se ha buscado mostrar la riqueza de los afrodescendientes. Un ejemplo es el Seminario Permanente Afroindoamérica que, desde hace una década, realiza el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), donde estudiantes y expertos presentan ponencias, discusiones, ciclos de cine, un coloquio anual y publicaciones. Pero los afrodescendientes no sólo se encuentran en la Costa Chica de Guerrero o en Veracruz, afirma Jesús María Serna Moreno, investigador del CIALC, “en las costas su presencia es más evidente, pero los hubo históricamente a todo lo largo y ancho del territorio mexicano; pasó que el mestizaje los invisibilizó”. Serna recordó que los mexicanos no se ven con la africanidad y están más cerca del “blanqueamiento”, concepto que alude a “mejorarse y ascender socialmente”.Hasta 1.38 millones de mexicanos se identificaron como afrodescendientes o afromexicanos, según la Encuesta Intercensal 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).