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Respuesta:
En 1871 en Argentina se produjo una epidemia de fiebre amarilla; esta enfermedad, cuyo epicentro fue principalmente la ciudad de Buenos Aires; dejó 13.614 muertos; según la Asociación Médica Bonaerense (junio 1876). Buenos Aires era en 1870 una "gran aldea" de 187.000 habitantes, mezcla de inmigrantes y criollos.
Explicación:
sigueme y dame corazón y estrella
Respuesta:
tuvieron lugar en los años 1852, 1858, 1870 y 1871.2 La suscitada en este último año fue un desastre que mató aproximadamente al 8% de los porteños
Situada sobre una llanura, la ciudad no tenía sistema de drenaje, salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenían agua sin impurezas gracias a que en 1856, ante una propuesta de Eduardo Madero, el Ferrocarril Oeste decidió aumentar el calibre del caño que transportaba agua desde la Recoleta, donde estaban los filtros que servían para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor, hasta la Estación del Parque, para poder así satisfacer también la demanda de agua de los vecinos.8 Para el resto de la población, la situación era muy precaria en lo sanitario y existían muchos focos infecciosos, como por ejemplo los conventillos, generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos, que se hacinaban en su interior y carecían de las normas de higiene más elementales. Otro foco infeccioso era el Riachuelo —límite sur de la ciudad— convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas. Dado que se carecía de un sistema de cloacas, los desechos humanos acababan en los pozos negros, que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos, que constituían una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoría de la población.8 La otra fuente era el Río de La Plata, de donde el agua se extraía cerca de la ribera contaminada y se distribuía por medio de carros aguateros, sin ningún saneamiento previo.8
Por añadidura, los residuos de todo tipo se utilizaban para nivelar terrenos y calles.17 Éstas eran muy angostas, no existían avenidas —la primera fue la Avenida de mayo, inaugurada en el año 1894— y las plazas eran pocas, casi desprovistas de vegetación.6