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Sorprende que los hombres tomen muchas cosas a juego... excepto sus juegos. Por ejemplo, toman muy en serio los deportes. Cuando se toman demasiado a pecho se cae en el fanatismo.
La Psicología tiene un terreno promisorio en el estudio de ese fenómeno, el del apasionamiento desmedido e irracional por los deportes.
El fanático cae en un estado mental de exaltación que podría calificarse de locura parcial. Hay quien funciona muy cuerdamente en tantos ámbitos de su vida, pero experimenta una transformación monstruosa cuando de su deporte favorito se trata; eso recuerda a la metamorfosis del Dr. Jekyll en Mr. Hyde.
En el estadio donde se celebra el choque entre dos equipos, el caballeroso profesional pierde las inhibiciones. Si su equipo va ganando, salta y chilla como un chiquillo; y si va perdiendo, muestra frustración y cólera.
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