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En la atención a las personas con problemas de salud mental, a menudo se producen conflictos éticos, relacionados con el hecho de que en la práctica y cultura profesional prevalece la protección del derecho a la seguridad de la persona y del entorno, en lugar del derecho a la libertad de la persona. Esto supone que se utilizan medios y técnicas coercitivas, que atentan contra el principio de libertad de las personas.
Cuando se habla de medidas coercitivas, se alude al uso de técnicas que se utilizan en contra de la voluntad de la persona, y que suponen una restricción de su libertad. Fundamentalmente, se trata de la hospitalización involuntaria, el de contención física, mecánica y química, y también del uso de intervenciones sin el consentimiento expreso de la persona.
Los servicios y profesionales deben de tomar conciencia de que algunos procedimientos suponen una vulneración de derechos, y que sólo deberían utilizarse en situaciones extremas, en las que exista un riesgo real para la seguridad de la persona, o de su entorno. La Convención sobre los Derechos de las personas con Discapacidad, en sus artículos 14, 15 y 16, exige a los estados firmantes que pongan en marcha medidas que impidan que las personas se vean privadas de libertad, y que en no se vean sometidas a tratos crueles o degradantes.
La Organización Mundial de la Salud, basándose en la Convención, elaboró un Instrumento de Calidad y Derechos en el que se establecen estándares relacionados con medidas de coerción en los servicios, para ayudar a los servicios y profesionales a perseguir una práctica más garantista en derechos. Uno de los estándares que establece la OMS es el uso de métodos alternativos al aislamiento y contención para “atenuar el escalamiento” de crisis potenciales, que se pone de manifiesto con una serie de criterios, entre los que se pueden destacar los siguientes:
Los usuarios no son sometidos a aislamiento o a contención.
Se han implementado alternativas al aislamiento y contención en el establecimiento, y el personal está capacitado en técnicas de “atenuar el escalamiento” para intervenir en situaciones de crisis y prevenir daños a los usuarios o al personal.
Se realiza una evaluación de “atenuación del escalamiento” consultando al usuario, con el objetivo de identificar los detonantes de su escalamiento y factores que él o ella considera que logran aminorar su crisis y para determinar cuáles son sus métodos preferidos de intervención en crisis.
Los métodos preferidos de intervención identificados por el usuario están disponibles para ser utilizados en una crisis y se integran en el plan individual de “recuperación” del usuario.
Se registra cualquier caso de aislamiento o de contención (por ejemplo, tipo, duración) y se informa al director del establecimiento, así como a un organismo externo pertinente.
El uso de medidas coercitivas, como la hospitalización involuntaria o la contención física, puede causar trauma en personas que ya son muy vulnerables. Las consecuencias en el sufrimiento psíquico de las personas y cómo afecta a su autoestima, debe ser considerado de modo esencial antes de tomar la decisión de proceder a una medida coercitiva. Por ello es importante establecer medidas de prevención que eviten su uso, al punto de poder considerarlo como una medida extrema que siempre debería evitarse.
Entre las medidas que se orientan a promover prácticas más garantistas en estos derechos, se encuentran:
Promover una cultura de trabajo orientada a la no coerción, apelar a la Humanidad y empatía ante las decisiones que suponen coerción. Una cultura de trabajo orientada a la búsqueda de alternativas al uso de la coerción.
Formar a los y las profesionales en técnicas de desescalada, técnicas de análisis de los episodios (debriefings), técnicas de acogida en la hospitalización y evaluación precoz de riesgos, generación de un ambiente terapéutico que genere confianza y tranquilidad.
Facilitar la participación máxima de los/as usuarios tanto en el análisis de situaciones de agitación, como en episodios o medidas de coerción.
Crear un ambiente no punitivo de la utilización de las medidas coercitivas, tratando de que exista un debate abierto y continuado de los episodios que ocurren, y de la identificación de aspectos que los eviten en el futuro.
Disponer de habitaciones tranquilas, sensoriales y de confort para las personas que se sientan agitadas o estresadas.
Posibilitar cauces para la denuncia y la reclamación de situaciones de abuso.
Explicación:
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