¿Cuál es el impacto de la diversidad lingüística del español en las personas debido a su nivel académico, ocupación, religión, raza, sexo y edad?
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El español, también conocido como castellano por su origen en la provincia de Castilla, es una de las lenguas más habladas actualmente. Según estudios realizados en los últimos años por importantes instituciones encargadas de la enseñanza del español, el idioma es hablado o estudiado por más de 500 millones de personas en todo el mundo, entre las cuales más de 450 millones lo dominan plenamente, más de 50 millones lo hablan con alguna limitación y cerca de 20 millones están en proceso de aprendizaje. De acuerdo con esos datos, la lengua de Cervantes reina detrás del mandarín y, por primera vez, por delante del inglés, alcanzando el rango de segunda lengua franca en el mundo. Es decir, el 67% de la población mundial es ya hispanohablante.
El español —que empieza su difusión fuera de la península Ibérica durante los siglos xv y xvi— es la lengua oficial de veintiún países: España (Europa); Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, El Salvador, Uruguay y Venezuela (América); y Guinea Ecuatorial (África). Además de estos países, se habla español en partes de Estados Unidos y también en Israel y Filipinas, aunque como lengua minoritaria. El español es también uno de los idiomas oficiales de la ONU, de la UNESCO, de la UE y del MERCOSUR. Así que su importancia se debe no solo al número de hablantes, sino también a su extensión y a su difusión internacional.
Frente a la enorme extensión del español, un problema a más se plantea en el proceso de enseñanza y aprendizaje del idioma de Cervantes, que es la diversidad lingüística, que se refiere a las variantes de la lengua, las cuales poseen rasgos fonéticos, léxicos y morfosintácticos particulares.
Los usuarios del español saben muy bien que no todos los hablantes de la lengua hablan de la misma manera, es decir, no utilizan la misma variedad del idioma. El español contemporáneo, por ejemplo, no es el mismo español que se hablaba en España en los siglos xv y xvi, cuando los primeros españoles llegaron a América. Asimismo se percibe que el español que se habla hoy día en Buenos Aires no es igual al español que se habla en la Ciudad de México, en San Juan, en Tenerife o en Salamanca, en España.