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Oraciones con sedentario
El pueblo máscobarde del globo, o el más sedentario, puede ser.
Lo sedentario de sus ocupaciones no les estaba sentando nada bien.
Lo cierto es que en una de estas tuvo Alonso la desgracia de perder una pierna, de lo que le vino aquel destino sedentario.
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1. El pueblo máscobarde del globo, o el más sedentario, puede ser.
2. Lo sedentario de sus ocupaciones no les estaba sentando nada bien.
3. Lo cierto es que en una de estas tuvo Alonso la desgracia de perder una pierna, de lo que le vino aquel destino sedentario.
4. No soy del tipo Sherlock Holmes, solía decirle a Castaño, siempre que el jefe le encargaba un trabajo especialmente sedentario.
5. Después de la cena, larga y bien conversada, hacían de memoria un amor sedentario que les dejaba a ambos un sedimento de desastre.
6. En sí mismo cuando era un ejecutivo sedentario, agobiado por el estrés, con un ligero exceso de peso, que se aferraba el pecho y caía de bruces sobre su escritorio mientras el mundo quedaba en blanco.
7. Era duro ser explotado por un bandido sedentario; es decir, por un señor de la guerra arraigado en un territorio que al menos dejaba a los campesinos recursos suficientes que le permitieran llevar a cabo más saqueos en años posteriores.
8. Las ansias investigadoras de Haselblad lo llevarían luego a nuevas intentonas relacionadas con el desarrollo del instinto lúdico en las tortugas, el carácter más bien sedentario de los baobabs y la escasa formación política de las sardinas del Báltico.
9. El hombre que clamaba abrazado a un muerto sigue gimiendo en un rincón de mí mismo, pese a la calma más o menos humana de la que ya participo; el viajero encerrado en el enfermo para siempre sedentario se interesa por la muerte puesto que representa una Partida.
10. Fue un estudiante pésimo, que penó de colegio en colegio y que no pisó la universidad más que para examinarse de asignaturas que a menudo memorizaba sin entender; carecía del hábito sedentario de la lectura, y hasta el final de sus días le persiguió una leyenda, sólo al principio fomentada por él mismo, según la cual jamás había reunido paciencia suficiente para leer un libro desde la primera página hasta la última.
11. Sin embargo, la oscuridad persiste; inmersos en este elemento nuevo, los visitantes de Jupien, creyendo haber viajado, haber venido a asistir a un fenómeno natural como un macareo o como un eclipse, y a gozar, en lugar de un placer preparado y sedentario, el de un encuentro fortuito en lo desconocido, celebraban, con los estampidos volcánicos de las bombas, al pie de un mal lugar pompeyano, unos ritos secretos en las tinieblas de las catacumbas.
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