Respuestas
Respuesta:icas sociales, políticas, culturales y económicas dibujan un escenario de
sociedades fragmentadas donde existe tanto la amenaza del triunfo de los perniciosos
efectos de la globalización como del enfrentamiento y la violencia generados por
fanatismos comunitaristas. En este marco, se reclama imperiosamente la formación de
la ciudadanía como elemento esencial de cohesión, ante las patentes carencias de la vida
cívica. Esta demanda suele hacerse con tanta premura como superficialidad, no
alcanzando los niveles más profundos de los ciudadanos, vinculados a la dimensión
ética. Se requiere, por tanto, un replanteamiento del sentido mismo de la educación de la
ciudadanía, sin duda con implicación en la esfera pública, pero también en lo íntimo y
privado, usualmente menos reconocido. Los diversos caminos que podemos adoptar, en
este sentido, acentúan necesariamente la relevancia del sujeto personal como actor
social, mediante la reconfiguración de las experiencias individuales y colectivas, capaz
de recomponer las polarizaciones que se han tipificado como consecuencia del
despliegue de los distintos procesos de modernización contemporáneos. La
(re)construcción ética de la ciudadanía no admite ambigüedades en torno al
reconocimiento de la libertad de los sujetos que, no obstante, han de desplegarla en el
marco de