Explica por qué las vacunas recombinantes resultan más seguras que algunas fabricadas por métodos tradicionales.
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Respuesta:
Si la ciencia médica ha obtenido un éxito rotundo durante el siglo XX, ese ha sido el desarrollo de las vacunas. Después de alcanzar la cima, con la erradicación de la letal viruela, hoy día se enfrentan a nuevos retos. Las últimas versiones de estas terapias (las vacunas recombinantes) ya combaten patologías para las que aún no tenemos cura. Para acabar con el último brote de ébola en la República Democrática del Congo fue fundamental la administración de una vacuna experimental recombinante y la única vacuna que ha demostrado cierta eficacia frente al VIH es, precisamente, la de un virus recombinante. Conozcamos cómo este tratamiento nos ayuda a luchar contra amenazas globales.
Explicación:
Si la ciencia médica ha obtenido un éxito rotundo durante el siglo XX, ese ha sido el desarrollo de las vacunas. Después de alcanzar la cima, con la erradicación de la letal viruela, hoy día se enfrentan a nuevos retos. Las últimas versiones de estas terapias (las vacunas recombinantes) ya combaten patologías para las que aún no tenemos cura. Para acabar con el último brote de ébola en la República Democrática del Congo fue fundamental la administración de una vacuna experimental recombinante y la única vacuna que ha demostrado cierta eficacia frente al VIH es, precisamente, la de un virus recombinante. Conozcamos cómo este tratamiento nos ayuda a luchar contra amenazas globales.
Las vacunas recombinantes se crean a la carta en el laboratorio. Crédito: U.S. Air Force photo/Senior Airman Areca T. Wilson
Al igual que las vacunas tradicionales, las recombinantes enseñan al cuerpo a combatir de forma efectiva ciertas infecciones. Sin embargo, mientras las vacunas tradicionales activan el sistema inmunitario gracias al patógeno (o una parte de él) que causa el propio mal contra el que se lucha, las vacunas recombinantes se crean a la carta en el laboratorio, generando nuevos microorganismos que no producen la infección. Juan García Arriaza, investigador del Centro Nacional de Biotecnología de España, detalla a OpenMind cómo es el proceso: «La tecnología recombinante implica introducir dentro de un vector cualquiera —suele ser un virus o una bacteria que no causa enfermedad— regiones del patógeno denominadas antígenos, que sabemos que son inmunogénicas; es decir, que tienen capacidad de activar el sistema inmune». Con esto, además de lograr buenas respuestas inmunitarias, también se salvan algunos de los escollos del desarrollo de vacunas: «Como solo estamos introduciendo un fragmento del patógeno, jamás vamos a poder causar la enfermedad que estamos tratando de prevenir porque nunca se está vacunando con el germen. Hay una seguridad 100% de que no vas a producir la enfermedad», asegura Arriaza.
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