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La disnea es una sensación de falta de aire. Muchas personas con cáncer avanzado pueden experimentarla. Las personas que tienen cáncer en estadios iniciales y tienen otras afecciones que afectan al corazón o los pulmones, como un coágulo sanguíneo, también pueden experimentar disnea.
Los síntomas frecuentes de disnea incluyen:
Incomodidad al respirar
Dificultad para respirar
Incapacidad para obtener la cantidad de aire suficiente
Sensación de asfixia, opresión, ahogo o sofocación
Cómo descubrir la causa de la dificultad para respirar
Una persona puede experimentar disnea a pesar de que los niveles de oxígeno reales estén dentro del rango normal. Es importante comprender que las personas no se sofocan ni mueren a causa de la disnea. Pero infórmele de inmediato al equipo de atención médica si experimenta alguno de estos síntomas o si estos empeoran. El alivio de los efectos secundarios es un aspecto importante de la atención y el tratamiento contra el cáncer. Esto se denomina cuidados paliativos o atención de apoyo.
Para obtener más información sobre sus síntomas, el equipo de atención médica hará lo siguiente:
Revisará sus antecedentes médicos.
Le pedirá que describa sus síntomas y qué los hace empeorar.
Le pedirá que califique los síntomas en una escala.
Causas de la dificultad para respirar
La causa de la disnea puede ser un tumor u otra afección relacionada con el cáncer. Pero muchas de estas causas se pueden tratar. Algunas causas frecuentes de disnea incluyen:
Bloqueo de la vía respiratoria, por ejemplo por un tumor
Ansiedad
Estrés (en inglés)
Estrechamiento de la vía respiratoria, denominado broncoespasmo
Disminución del oxígeno en la sangre, denominada hipoxemia
Líquido entre los pulmones y la pared torácica
Neumonía o infección
Inflamación de los pulmones luego de la radioterapia, denominada neumonía por radiación
Recuento bajo de glóbulos rojos
Un coágulo de sangre
Tratamiento de la dificultad para respirar
Un paso importante para manejar la disnea es tratar la causa, como el tumor o un coágulo sanguíneo. El médico también puede recomendarle lo siguiente para ayudar a aliviar los síntomas:
Recibir oxígeno extra
Sentarse frente a un ventilador
Respirar aire más fresco al bajar la temperatura en una habitación
Respirar aire más puro al abrir una ventana, usar un humidificador o quitar el humo y la caspa de las mascotas
Tener la sensación de espacio abierto al ver un paisaje exterior, abrir las ventanas o estar en una sala vacía
Mantener su cabeza levantada, por ejemplo, con el uso de almohadas para que esté una posición casi sentado
Practicar técnicas que desvíen su atención del problema, como relajación y meditación
Tomar medicamentos analgésicos, como la morfina, que ayudan a controlar el sistema nervioso central
Tomar ansiolíticos para controlar el dolor y la ansiedad