• Asignatura: Castellano
  • Autor: 156329874914919hola
  • hace 5 años

alguien podria hacerme un resumen muy detallado de el cuento de la ultima hoja?


adalinkarolinachaves: el cuento se llama si 'la ultima hoja' ?
156329874914919hola: si
adalinkarolinachaves: ok

Respuestas

Respuesta dada por: adalinkarolinachaves
5

Respuesta:

Sue y Johnsy tenían su estudio en los altos de un ancho edificio de ladrillo de tres pisos. Johnsy era el apodo familiar que le daban a Joanna. Una mañana el atareado médico llevó a Sue al pasillo, y su rostro de hirsutas cejas se oscureció. -Bueno -dijo el médico-.

Cuando el médico se fue, Sue entró al atelier y lloró hasta reducir a mera pulpa una servilleta japonesa. Luego penetró con aire afectado en el cuarto de Johnsy con su tablero de dibujo mientras silbaba ragtime. Los ojos de Johnsy estaban muy abiertos. -Seis -dijo Johnsy, casi en un susurro-.

Cuando caiga la última hoja también me iré yo. -No necesitas comprar más vino -dijo Johnsy con los ojos fijos más allá de la ventana-. -Mi querida Johnsy -dijo Sue, inclinándose sobre ella-. -¿No podrías dibujar en el otro cuarto? – preguntó Johnsy con frialdad.

-Apenas hayas terminado, dímelo -pidió Johnsy cerrando los ojos y tendiéndose, quieta y blanca, como una estatua caída-. Porque quiero ver caer la última hoja. Debo llamar a Behrman para que me sirva de modelo a fin de dibujar al viejo minero ermitaño. El viejo Behrman era un pintor que vivía en el piso bajo.

Ganaba unos dólares sirviendo de modelo a los pintores jóvenes de la colonia que no podían pagar un modelo profesional. En su guarida mal iluminada, Behrman olía marcadamente a nebrina. Sue le contó la divagación de Johnsy y le confesó sus temores de que su amiga, liviana y frágil como una hoja, se desprendiera también de la tierra cuando se debilitara el leve vínculo que la unía a la vida. El viejo Behrman, con los ojos enrojecidos y llorando a mares, expresó con sus gritos el desprecio y la risa que le inspiraban tan estúpidas fantasías.

No, yo no serviré de modelo para ese badulaque de ermitaño. Está bien, señor Behrman. Si no quiere servirme de modelo, no lo haga. Desde hace media hora estoy tratando de decirte que te voy a servir de modelo.

Este no es un lugar adecuado para que esté en su cama de enferma una persona tan buena como la señorita Johnsy. Johnsy dormía cuando subieron. Sue bajó la persiana y le hizo señas a Behrman para pasar a la otra habitación. Behrman, en su vieja camisa azul, se sentó como minero ermitaño sobre una olla invertida.

Cuando Sue despertó a la mañana siguiente, después de haber dormido solo una hora, vio que Johnsy miraba fijamente, con aire apagado y los ojos muy abiertos, la persiana verde corrida. Pero después de la violenta lluvia y de las salvajes ráfagas de viento que duraron toda esa larga noche, aún pendía, contra la pared de ladrillo, una hoja de hiedra. -Es la última -dijo Johnsy-. Pero Johnsy no respondió.

Transcurrió el día, y cuando empezó a anochecer ambas pudieron aún distinguir entre las sombras la solitaria hoja de hiedra adherida a su tallo, contra la pared. Al día siguiente, cuando hubo suficiente claridad, la despiadada Johnsy ordenó que levantaran la persiana. La hoja aún seguía allí. Johnsy se quedó tendida largo tiempo, mirándola.

Algo ha hecho que esa última hoja se quedara allí, para probarme lo mala que fui. Por la tarde acudió el médico y Sue encontró un pretexto para seguirlo al comedor cuando salía. -Hay buenas probabilidades -dijo el médico, tomando en la suya la mano delgada y temblorosa de Sue-.

Al día siguiente el médico le dijo a Sue

Y esa tarde Sue se acercó a la cama donde Johnsy, muy contenta, tejía una bufanda de lana muy azul y muy inútil, y la ciñó con el brazo, rodeando hasta las almohadas.

Explicación:

espero que te sirva :v

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