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El mismo año 1978, poco antes de fundar la Arbusto Energy, Bush se presentó candidato al Congreso en las filas del partido de la familia por el distrito que incluía a Midland, Texas Oeste. Derrotó a dos competidores en las primarias del partido, pero en la elección general fue batido por el candidato del Partido Demócrata (DP). Tras este primer revés en las urnas (también su padre antes de salir elegido al Congreso en 1967 había perdido una apuesta senatorial en 1964), Bush volvió a la actividad profesional privada. En 1983 su fortuna empresarial cambió de signo cuando Arbusto Energy fue adquirida por una compañía con no mucho mayor volumen de negocio, la Spectrum 7 Energy Co., en la que Bush pasó a figurar como ejecutivo jefe. Luego, en 1986, la Spectrum, que venía acumulando pérdidas valoradas en 400.000 dólares, fue a su vez absorbida por la Harken Energy Co., que reenganchó también a Bush dándole una participación sustancial en su accionariado y contratándole como director ejecutivo y consultor con unos altos honorarios.
En 1986 Bush, que había fijado su nueva residencia en Dallas, entró en el círculo de asesores de su padre, a la sazón vicepresidente con Ronald Reagan. De 1987 a 1988 estuvo en Washington para participar en su campaña presidencial, que culminó, luego de vencer al demócrata Michael Dukakis, con su entrada en la Casa Blanca el 20 de enero de 1989. De vuelta a Texas, Bush hizo una inesperada y exitosa incursión en el mundo del deporte que preparó su abandono de los azarosos negocios en el ramo de los hidrocarburos. Tras formar una sociedad de capitalistas adquirió el equipo de béisbol Texas Rangers de Dallas y se colocó como administrador general del club hasta su reventa. En la operación Bush ganó 15 millones de dólares, un beneficio 20 veces superior al capital invertido. Este fue el negocio definitivo en base al cual, a falta de cualquier experiencia en la administración pública o en la política local, hacer el salto a la alta política del estado. En 1990 se desprendió de todas sus acciones de la Harken -oportunamente, pues meses después la compañía anunció pérdidas millonarias y sus cotizaciones en bolsa se hundieron- y en 1991 acudió de nuevo a Washington para asistir a su padre en las primarias republicanas para optar a la reelección en 1992.
En 1993 Bush se embarcó en su propia campaña para conquistar el Gobierno de Texas, desde 1991 encabezado por la demócrata Ann Richards. El más extenso estado de Estados Unidos sólo había tenido dos gobernadores republicanos desde que volviera a la Unión en 1870 tras formar parte de la Confederación del Sur: Alvin Hawkins, en 1881-1883, y William Clements, en 1979-1983 y 1987-1991. Richards era una gobernadora popular, pero en las elecciones del 8 de noviembre de 1994 Bush, teniendo a su favor un respetable capital proveniente de las donaciones, la fama adquirida por la sustanciosa compraventa de los Rangers de Texas y el incuestionable peso de su ascendiente paterno, se alzó con la victoria con el 53,5% de los votos, de suerte que en enero de 1995 se convirtió en el 46º gobernador del estado sureño.
En Texas Bush se distinguió como un gestor meticuloso que introdujo severos controles del gasto en los presupuestos para mantener la inflación controlada y los mayores recortes impositivos que se recordaban. Fuera de Texas y de Estados Unidos adquirió más notoriedad por gobernar el estado en que más condenas a muerte se aplicaban, por el método de la inyección letal. Uno de los casos que más proyección internacional adquirió fue, en febrero de 1998, el de Karla Faye Tucker, la segunda mujer ejecutada en Texas desde 1863 y la primera en todo Estados Unidos desde 1984. Pese a las peticiones de clemencia de Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo y del papa Juan Pablo II, Bush, partidario incondicional de la pena capital al considerarla la mejor disuasión de la criminalidad, firmó la aplicación de la sentencia con la misma diligencia, como si de un simple trámite administrativo se tratara, mostrada con el resto de reos ejecutados en sus seis años de mandato. Cuando cesó como gobernador en enero de 2001, las ejecuciones en Texas desde 1982 (fecha en que comenzó a aplicarse el establecimiento de la pena capital en 1977) rozaban las 250, de las que él había autorizado 152 en seis años.
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