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Resumen
La correspondencia de la bordadora y pintora Emma Reyes con Germán Arciniegas comprende 23 cartas, editadas en un total de 198 páginas de un volumen que resume los recuerdos de infancia, los encierros y ambientes hostiles y brutales en un inquilinato en la carrera séptima, en el barrio San Cristóbal de Bogotá, en una casa en Guateque (Boyacá), en un hotel miserable en la Estación de la Sabana en Bogotá y en un teatro en Fusagasugá. La culminación de esta saga, junto con su hermana mayor, Helena, se da en un convento en las afueras de Bogotá. Cada nuevo espacio, cada nuevo “hogar”, es recordado en su singularidad, con suficiencia descriptiva. El lector se traslada a la época y a diversos lugares, a los recuerdos vivos de los cuatro y cinco años, lo cual constituye un suceso extraordinario que la autora le comenta como tal a su destinatario. Si Emma Reyes nació en 1919, la historia narrada en sus cartas comienza en 1923, es decir, la década de los veinte, y termina en la primera mitad de los treinta. La clave de esta virtud memoriosa puede considerarse como una consecuencia de su largo monólogo interior. La formación sentimental de Emma Reyes en su infancia es la desolación y la ignorancia, incluyendo el analfabetismo. En dicha formación se involucran el convento de monjas, la Orden de San Juan Bosco, las salesianas especializadas en la fabricación de bordados, lavado y oficios de ropa para clientes ricas, al igual que para sacerdotes, obispos y militares, en un tupida red del negocio de las confecciones. Significan un encierro fabril, jornadas de diez y más horas de trabajo vigilado y con duros castigos por las infracciones al reglamento. Así comienza la carta no. 11: “En este convento no había niñas, era un convento donde hacían monjas; las había muy jóvenes pero eran todas novicias y a nosotras no nos permitían estar con ellas. Solo teníamos derecho a estar en el primer patio, que era el de la portería y donde estaban las salas de visitas” (p. 81). La autora nos recrea las costumbres del convento en materia religiosa, el ambiente mezquino y de clausura, de discriminación y favoritismo, de ambiguo paternalismo. Así pues, la contracultura de las niñas consistía en utilizar cualquier oportunidad para hablar entre ellas, conocerse, inventarse mundos fantásticos para resistir el terrible silencio obligatorio, regla de oro del dominio conventual. Hay picaresca en las cuitas de Emma Reyes, como la maravillosa descripción del Demonio en el convento, personaje favorito por ser el reverso de Dios en las prédicas de la Madre Superiora y en los sermones de los curas oficiantes de las misas. Era tal la elocuencia, el histrionismo con que se representa la presencia del Demonio, que la sugestión no solo propicia el miedo aterrador en las niñas, sino que, virtualmente, lo instala como un personaje cotidiano del convento, que llega a encarnarse en el obispo y en una de las monjas. Igual puede decirse de la decisión de Emma de hacerse monja, porque: “Tal vez sería más fácil y tal vez podría llegar a ser santa como Santa Teresa” (carta n.o 18, p. 161). Cuando Emma Reyes escribe estas cartas, entre 1969 y 1997, ya había frecuentado autores y obras de arte, era reconocida como una destacada artista de la pintura, a quien le sirvió mucho llegar a ser la bordadora más importante del convento. Además, según cuenta Arciniegas en su artículo “De Flora Tristán a Emma Reyes”, esta memorialista era una estupenda conversadora, vital, ingeniosa, informada, que expresaba rebeldía y creatividad. Al relacionar a Emma Reyes con Flora Tristán, Germán Arciniegas da en el clavo. Las experiencias de estas dos mujeres en su trajinar por la vida y sus miserias las acerca, su ánimo e inspiración en escribir sus recuerdos son similares, y la perspectiva desde donde escriben es notable. Son luchadoras y escritoras. Emma, bordadora y pintora, escritora epistolar. Flora, libertaria de las mujeres y de los trabajadores, escritora y apasionada luchadora política.
Explicación:
Dame coronita por favor
Respuesta:
con el objetivo de conocer el tiempo completado en cada una ..reutilizados por técnico y día, siempre con las limitaciones...